Consulta nuestro Archivo anterior

subscribete: Entradas

Creación del Estado Palestino: La comunidad internacional negocia con demagogia

1 Comentario

Juan Francisco Coloane

En los pasillos de la ONU se sabe. No hay instrumento de derecho internacional o resolución de la ONU que supere o de cuenta del asunto político que se genera en Israel al crearse un estado Palestino con las fronteras de 1967.

No tendría por qué haberlo y no sería pertinente utilizarlo. Facilitar la creación de un Estado Palestino que signifique desmantelar los asentamientos en Cisjordania o se recuperen bajo el control palestino sectores sagrados, solo es concebible como una vuelta de mano hacia un mundo diezmado (el árabe y el islámico) por las aberraciones cometidas en Irak, Afganistán y más recientemente en Libia, por las potencias tradicionales. Ni hablar de Pakistán, Yemen, Irán, Siria, temas candentes.

La idea de un estado Palestino como está planteado en la última Asamblea General de la ONU, es un acto de demagogia política de la comunidad internacional. Con todo, la Autoridad Palestina necesariamente debe contar con esta iniciativa como una oportunidad mayor en su histórica lucha para formar un estado. Sin embargo en lo más básico, la propuesta no responde a la realidad política interna de Israel.

Conducida por el actual Secretario General de la ONU con un apoyo ambiguo y todavía pendiente de Consejo de Seguridad, la iniciativa de un crear un estado Palestino volviendo a la resolución 242 de 1967, cae en esa zona del acto político por la sonoridad que genera, y el poco espacio de medidas prácticas para sumar en resolver un conflicto. Así como se expulsó a más de medio millón de árabes en 1948, ahora los israelíes que fueron invitados a ser parte de Cisjordania corren el riesgo de ser expulsados de sus asentamientos.

La postura central de la potencias occidentales desde la fundación del Estado de Israel ha consistido en que: “Antes de 1947, Palestina nunca fue una nación y sólo adquiere esos ribetes una vez que Israel existe (William Pfaff, 1987)”. Esta noción forma parte de la Doctrina Sharon, si se le puede llamar así, y que aplicada en su extremo tiene una lógica contundente.

Esta visión de que Palestina nunca fue estado, fue sustentada por la Naciones Unidas por muchas décadas y no porque el entendimiento entre mundo árabe e islámico y el Occidental esté cada vez más en crisis, se deba recurrir a la creación del estado Palestino, cuando los objetivos de supremacía Occidental son los que priman en el debate. Es demagogia y el tema es otro.

Hay que recordar las medidas aplicadas en Israel en agosto de 2005 y el espectáculo brutal del desalojo forzado de una parte de los 8000 judíos asentados en Gaza. En el momento representaban (voluntariamente o forzadamente), conejillos de indias de una compleja negociación y de la cual esta iniciativa de crear el estado Palestino parece ser una parte medular.

Los llamados ’8000 de Gaza’, formaban la puntada inicial en ese plan de constituir el estado Palestino. A ellos se les debería sumar un número mayor de asentados (cerca de 400.000) de la Cisjordania y Jerusalén. En 2005 surgieron diversas hipótesis. Se sostuvo que el Primer Ministro Ariel Sharon habría hecho una jugada táctica para amortiguar el problema futuro con el desalojo de los 400.0000 y que al prolongarse la incertidumbre de desocupar Cisjordania y Jerusalén, era necesario evitar una tercera Intifada, después de las de 1987 y 2000.

De acuerdo a las posiciones más ortodoxas en Israel, nunca hubo diferencias entre miembros del PLO moderados y extremistas. Para la Doctrina Sharon, según Saida Aliya, investigadora de la American University, en Beirut, “en la base del PLO son todos potenciales terroristas”, y “hay que erradicarlos”.

El nuevo estado Palestino que la ONU pretende crear, estaría amparando fuentes de terrorismo si se aplica esa lógica que todavía prevalece en amplios sectores de la política dominante en Israel.

Hay que observar la falla angular en esta política que es esencialmente aplicada bajo la óptica Occidental la cual arrastra al resto de los países con poco espacio de maniobra y quizás con intereses demasiado contraídos en la zona.

Todavía no se encuentra una explicación coherente de porqué la resolución de las Naciones Unidas 242 del 22 de noviembre de 1967, que obliga al retiro inmediato de Israel, a meses de la toma de los territorios ocupados, nunca se llevó a cabo. Algún fundamento existe en las palabras del Secretario de Defensa Donald Rumfeld, antes de la invasión a Irak, de “que las Naciones Unidas no servían”.

Este es un problema político que se pretende resolver nuevamente por decreto desde las directivas de las naciones y los organismos internacionales que en todo caso son transitorias, y sometidas a los vaivenes de la coyuntura.

Leave a Reply