Consulta nuestro Archivo anterior

subscribete: Entradas

Rechazo total a la Ley de Seguridad Calderonista

Recordar las fechas históricas de las luchas de nuestros pueblos nos deben permitir mantener la memoria viva para no cometer los mismos errores y ubicar con claridad a los contrarios de nuestra patria que se nos presentan como amigos.

El 27de septiembre de 1821 termina la guerra de independencia con la entrada triunfal del Ejército Trigarante a la ciudad de México, después de 11 años de formidables esfuerzos, sacrificios y una gran cantidad de mexicanos muertos en la lucha.

Desde nuestros inicios como nación independiente fuimos objeto de acoso y agresiones por parte de las naciones más poderosas de la época, en sus perversas intenciones de apoderarse de nuestras enormes riquezas naturales y extenso territorio, principalmente por parte de los Estados Unidos quien perpetro una invasión contra México de 1846 a 1848, para despojarnos delo que hoy son los Estados norteamericanos de Arizona, California, Nevada, Utah, Nuevo México y partes de Colorado,Wyoming, Kansas y Oklahoma, significando la pérdida de 2 millones 100.000 km² del terreno mexicano, lo que represento el robo del 55% de nuestro territorio nacional.

Violando los acuerdos de Guadalupe Hidalgo, en 1853 Estados Unidos de América vuelve a la carga, y bajo amenaza de una nueva invasión nos arranca 76.845 kilómetros cuadrados adicionales de terreno, conocido como “La Mesilla”.

En ambos casos el dictador Antonio López de Santa Anna tuvo gran responsabilidad en la perdida de la mitad del territorio nacional, traiciones que actualmente son suspiradas por los sectores de la derecha panista y priista.

Por su parte, el 27 de noviembre de 1838 Francia inicia la primera invasión contra México conocida como “La Guerra de los Pasteles”, y de 1862 a 1866 mantiene la segunda invasión enfrentándose a la férrea y heroica resistencia del pueblo de México encabezado por Benito Juárez.

Durante los últimos 50 años los gobiernos apátridas del PRI y el PAN se han puesto de rodillas ante los intereses de los EUA, aceptando las condiciones más indignas que el FMI, BM y el Tesoro Norteamericano han propuesto para imponer el neoliberalismo con la consecuente privatización de las empresas que pertenecían a todos los mexicanos, la entrega de nuestros recursos naturales fundamentales a las empresas extranjeras, el aumento desmedido de la deuda pública, la aceptación del Plan Mesoamericano como parte del proyecto de sojuzgamiento continental a los intereses de los norteamericanos.

Como parte complementaria de este proyecto de despojo nacional promovido con gran entusiasmo por los priistas hasta el año 2000 y por los panistas durante los últimos 11 años, Felipe Calderón está imponiendo el Plan Mérida propuesto por Washington, el cual es un réplica del Plan Colombia, que ha sido aplicando brutalmente en ese país para contener la lucha del pueblo en contra de los gobiernos fascistas que lo han gobernado durante las últimas décadas.

El Plan Mérida tiene como objetivo entregar el control de la seguridad nacional al gobierno de los EUA, para lo que FECAL, con la complicidad y el silencio del PRIISMO, ya autorizo a los servicios de inteligencia y el ejército norteamericano para que se muevan y actúen con toda libertad por todo el territorio nacional.

Su intención no es luchar contra el narcotráfico, sino controlar, reprimir y destruir al movimiento social que se encuentra con muchas posibilidades de insurgir con fuerza ante la pobreza, hambre, desempleo y asesinatos que aumentan y se extienden por todo el territorio nacional.

Hoy se sabe que algunos supuestos narcotraficantes son un grupo paramilitar entrenado y reclutado en los EUA, como los contras en Nicaragua, para sembrar el terror y la inseguridad con los más de 40 mil asesinados durante el actual gobierno, de tal manera que desde la CIA y el Pentágono se introduzca la idea, a través de los medios masivos de comunicación, que es necesario que vengan los gringos a salvarnos ante la incapacidad del gobierno mexicano de garantizar nuestra seguridad. Es decir, pretenden invadirnos con el consentimiento de los propios mexicanos.

En el Senado de la República y en la Cámara de Diputados pretenden aprobar una Ley de Seguridad que es de los más retrograda que pretende erosionar los derechos políticos bajo el pretexto de combate al Narcotráfico y el Crimen Organizado. Cuando que sus objetivos están enfocado a acabar con las organizaciones que nos hemos caracterizado de lucha por construir una sociedad de nuevo tipo.

Bajo este plan, la ley de seguridad es el marco jurídico que hará posible la entrega de la soberanía nacional a los gringos, así como la criminalización, persecución y torturas de los luchadores sociales, incluyendo la persecución por la participación en las luchas electorales.

En estas fechas de conmemoración de nuestra independencia nacional que priistas y panistas han entregado a los extranjeros, debemos reivindicar con toda nuestra fuerza y convicción el respeto a nuestra soberanía nacional, exigiendo la salida de los servicios de inteligencia y el ejército norteamericano de nuestra patria, así como el rechazo total a le ley de seguridad fascista propuesta por FECAL y aprobada por una gran parte de los priistas.

En estas obscuras décadas de gobiernos de derecha fascistas, nuestra historia nacional cobra gran relevancia y las gestas heroicas plasmadas en nuestro Himno Nacional adquieren una oportuna vigencia:

“…Mas si osare un extraño enemigo

profanar con su planta tu suelo,

piensa ¡oh Patria querida! que el cielo

un soldado en cada hijo te dio.”

“Antes, Patria, que inermes tu hijos,

bajo el yugo su cuello dobleguen,

tus campiñas con sangre se rieguen,

sobre sangre se estampe su pie…”

Hoy es urgente que paremos la ofensiva que desde los rincones más obscuros del pentágono y el gobierno federal se cierne sobre el pueblo de México, por lo que compartimos el llamado de Ana Esther Ceceña cuando propone que:

“Deberá haber una respuesta múltiple, regional, social, solidaria, en bloque. Una respuesta que se extienda desde el Río Bravo hasta la Patagonia y que reditúe a la independencia de nuestras naciones…

…Hoy esa lucha pasa por detener y revertir la militarización y el asentamiento de las tropas de Estados Unidos en todos nuestros países para que los últimos 500 años de rebeldía no hayan sido en vano.

No hay consigna más sensata y oportuna en este momento que la renovada “Yankees, go home”.

¡FUERA YANKEES DE MEXICO!

¡RESPETO A NUESTRA INDEPENDENCIA Y SOBERANIA NACIONAL!

¡RECHAZO TOTAL A LA LEY DE SEGURIDAD FASCISTA DEL ESPURIO CALDERON!

¡ALTO A LA GUERRA INHUMANA Y CRIMINAL DEL ILEGITIMO CALDERON!

COMITÉ DE DEFENSA DE LOS DERECHOS DEL PUEBLO (CODEP)


Salinas, Cepeda y Calderón

Eduardo Ibarra Aguirre

Dice Carlos Salinas que no dijo lo que dicen que dijo. Es de sabios recular para no ofrecer un servicio al debate político del país, en particular entre el presidente que más quitó al país por vías más ilícitas que lícitas para favorecer a sus amigos y socios, y Andrés Manuel López Obrador. Mas resulta inaceptable como argumento que no interviene en asuntos electorales, cuando desde su absolutista presidencia –ganada bajo múltiples sospechas de fraude a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano– y hasta nuestros días es un factor político presente en todas las contiendas, incluida la de julio de 2012.

La oficina del “jefe de la mafia del poder en México” (AMLO dixit) explica que “Con sus gastados señalamientos inquisitoriales trata de recobrar la visibilidad perdida, a partir del lenguaje destructivo que le es característico contra un grupo de personajes relevantes de la vida pública nacional”. Y sentencia que el debate no ocurrirá, porque, “a diferencia del señor López Obrador, el expresidente Salinas no participa ni participará en las luchas electorales en curso”. Sólo apadrina a Enrique Peña Nieto.

Millones de ciudadanos usan el lenguaje que deplora Salinas de Gortari, también denominado “el genocida de Dublín” por sus políticas de aniquilación física de los adversarios de su sexenio. Vamos, ya ni siquiera sus otrora intelectuales orgánicos lo llaman “el villano favorito”, ingratos como son porque están al servicio del presidente en turno con independencia de los programas. Hoy es Felipe Calderón –empatado con Salinas por las abundantes impugnaciones a su elección–, y mañana el que llegue a Los Pinos.

El mismo día 12, el obispo de Ecatepec y uno de “Los 300 líderes más influyentes de México”, declaró sin morderse la lengua que lo distingue: “Yo le pediría al que salga presidente de México, primero que sea eficaz, que sea eficiente, que se preocupe por el pueblo y que no se clave mucha lana, con eso me conformo. Yo no le pediría nada a los aspirantes, nomás que no digan mentiras”, recomendó Onésimo Cepeda, el que enfrenta una querella judicial por “un préstamo” que otorgó por más de 130 millones de dólares en efectivo y acaso por ello mismo recomienda “robar poquito”, no tanto como en 1988-1994 en que se superó y con creces el antecedente de Miguel Alemán Valdés.

Otro de “Los 300 líderes…” auguró que “el día que los ciudadanos sean los políticos, ese día México será el proyecto de nación que todos queremos”. Seguramente Calderón Hinojosa no ignora que si tal circunstancia mediara, su sueño infantil de presidir a los mexicanos no lo padeceríamos, tampoco que los políticos de los que forma parte –con todo y que muchos resultan impresentables– son ciudadanos que se dedican profesionalmente a la política, otros lo hacen desde los poderes fácticos por medio de intermediarios, mientras otros que agotaron sus trayectos partidistas se colocan la cachucha de ciudadano, como dictan las formas “políticamente correctas”.

La desmesura de Calderón llegó al punto de postular que “Los 300 líderes…” deben “tomar al país en sus manos”, que hace falta “su participación en la toma de decisiones”, pues “sería más padre (sic), se los aseguro, que esos 300 líderes fueran diputados y lo decidieran en el Congreso”. Es decir, los dueños de México, sus ejecutivos, funcionarios públicos y comunicadores seleccionados por una publicación. Alucina, también, cuando asegura que las alzas a las gasolinas “no dañan el bolsillo de la gente”.

Otros que son ignorados por “Los 300 líderes…”, pero con los pies en la tierra, marchan por el sureste y anuncian el endurecimiento del discurso para el próximo día 23, pues “no hay conciencia de la gravedad del crimen organizado” en México.

Acuse de recibo

Francisco Salinas Ríos “refuta” Del gabinetazo al de la amistad (12-IX-11): “Calderón confirma que nunca tuvo rumbo ni él ni su gobierno. No hizo un pacto para enderezar el desvío que provocó Vicente Fox (mejor dicho Martha Sahagún), lo que además de haber legitimado su elección como jefe del Ejecutivo –que no presidente– podría haber contado con un apoyo no sólo partidario sino nacional para llevar al país a un destino mejor que el que tuvimos, y no haber iniciado una lucha solitaria contra el narcotráfico y el crimen organizado –que es verdad no empezaron con él sino que venían ya desde los 60 y 70 y bien articulado con el poder político– y no solamente contra el cártel del Golfo y Los zetas, sin atacar a la Federación que dirige Joaquín Guzmán Loera, (…) parecería que habría un acuerdo para que el crimen organizado y el narcotráfico tuviera un solo frente sin competencia. En fin, combatir crimen y narco era una tarea que debía haber sido pactada y no de un solo hombre. Además, no es suficiente acabar sino que hay que crear: lucha contra la farmacodependencia, investigación (…) y simultáneamente un programa de fomento al empleo con apoyos a las empresas e infraestructura, no sólo caminos sino ferrocarriles tan abandonados. Espero no cansarte con esta refutación”.


Ledezma el perdedor de encuestas

Por Douglas Zabala

Cada vez que le preguntan que si llegará al final de la contienda responde casi de forma monotemática, que él nunca ha ganado encuestas y que tampoco se ha rendido antes de tiempo. Y vaya usted a creer, que este último dirigente adeco en renunciar a su partido, cuando ni Henry Ramos Allup daba medio por él, de aquellos tiempos para acá ha dejado boquiabierta a propios y extraños en eso de coronarse victorias electorales.

Este llanero que desde muy temprano fue diputado de la Asamblea Legislativa del Estado Guarico y parlamentario del extinto Congreso de la República en el periodo de la democracia representativa, sabe que junto a Diego Arría, Oswaldo Álvarez Paz y Eduardo Fernández, ante la mayoría del elector joven que se arrima a la MUD, es el que menos huele al pasado cuarto republicano, pero que a pesar de su condición de Alcalde Mayor, todavía por donde camina deja su estela perecista.

El que fue ungido por la mano todopoderosa de CAP, para asumir su primer trabajo como administrador de la cosa pública, en calidad de gobernador del antiguo Distrito Federal de Venezuela y de la Caracas que venia de arder todavía de aquel año convulso y febrerista; hoy anda diciendo por toda la calle del medio que “está hecho y completo para gobernar la crisis y demostrar que Venezuela puede recuperar la paz y la serenidad que reclaman los niños, jóvenes y la familia venezolana”.

Este militante del adecaje de uña en el rabo, que le ganó la primera vez en el año 1995 la Alcaldía del Municipio Libertador al negro Aristóbulo Isturiz; y que cuando arrancó su campaña por la Alcaldía Mayor en el 2008 contra el mismo candidato ya derrotado, la encuesta realizada por el Instituto Venezolano de Datos le daba apenas un 28,2% de agrado, frente un 41,7% de desagrado, está conciente que en política dos más dos no son cuatro, pero el precandidato que puntea en todas las encuestas ni es Aristóbulo y lo está apoyando casi todo el Frente Progresista por el Cambio y probablemente la coalición UUPA de Salas Römer.

Ledezma también sabe que tiene la cuesta de las encuestas por delante y sin tapujo alguno se ha atrevido a poner el dedo en la llaga, cuando otros andan buscando curitas, y al respecto ha señalado: “Yo le propongo a la gente de Un Nuevo Tiempo, a Pablo Pérez, le propongo a Henry Ramos, que no solamente hablemos de acuerdos para las candidaturas presidenciales, sino que propongo en este 70 aniversario la reunificación definitiva de todas estas fuerzas en Acción Democrática. Es una manera de reencontrarnos, lanzando las tesis del partido”.

Antonio Ledezma ya sabe cuando serán las elecciones presidenciales y quizás por su condición de viejo adeco romulero, sueña con otra revolución de Octubre. Ese será su reto o su liquidación política y solo el tiempo y no las encuestas lo dirán.


Nuestra independencia

Juego de ojos
Miguel Ángel Sánchez de Armas

Hoy en Martínez de la Torre, Veracruz, mi querido amigo José Lanzagorta Croche dará una plática sobre la independencia de México y para conmemorar la ocasión, con gran gentileza me ha permitido reproducir unos párrafos para los lectores de JdO.

Pepe es un hombre singular. Agrónomo de profesión, historiador por vocación, amigo por convicción, enamorado de la vainilla, de la naranja y de la tierra de sus antepasados, es además un lector compulsivo e implacable que con frecuencia permanece días y noches sin salir de su gran biblioteca de Tlapacoyan en donde fatiga libros, piensa y escribe. No sé si de él se pudiera decir lo mismo que del doctor Johnson, que no leía libros sino bibliotecas, pero no tengo duda de que está muy cercano.

La suya es una mirada fresca a un momento de nuestra historia que en vez de ser estudiado como el episodio vivo, agitado, dramático y sangriento que fue, ha sido congelado en el bronce ceremonial tan caro a las burocracias.

Aquí el extracto:

“Desde el principio de la colonia se dejó sentir el maltrato a los hijos de ésta. Un hombre nacido en la península valía más y tenía acceso a mejores puestos públicos que si hubiese nacido en América, aun siendo hijo de los mismos padres. Por eso apenas iniciada la vida en la colonia empezaron a aparecer revueltas que aunque fracasadas, fueron configurando poco a poco una identidad nacional. Curiosamente la primera de estas, al igual que la que culminó con la separación de España, fue hecha por los que más privilegios tenían. La encabezó Martín Cortés y su hermano el mestizo lo acompañó como figura secundaria. Éste era el hijo que Cortés tuvo con la Malinche a fines de 1523 o tal vez a principios de 1524, a quien había mandado el Capitán General a vivir a España, en donde creció y se educó y que había llegado a ser paje de Felipe II cuando éste era aún príncipe. Don Martín regresó a la capital de la Nueva España, junto con sus dos medios hermanos el 17 de enero de 1563.

“Resulta que en 1542, se habían dictado las Leyes Nuevas que impedían a los hijos de los conquistadores recibir en herencia las encomiendas de sus padres. Por este motivo, Martín Cortés el peninsular se manifestó en su contra siendo secundado por una gran cantidad de nobles y por su hermano el mestizo del mismo nombre. Cuando el factor de la Real Hacienda denunció los hechos a la audiencia, esto fue visto como un desacato a Felipe II. Los conspiradores fueron detenidos, las cárceles se llenaron de presos y fueron tantos que no cupieron y tuvieron que construir más. Los hermanos Ávila, Juan Chico de Molina y otros más fueron sentenciados a muerte en la plaza pública y después de ello desmembrados para mayor escarmiento. Por aquellos días de septiembre de 1566 llegó el marqués de Falces, don Juan de Peralta, un navarro de la zona de la actual Francia, a ocupar el puesto de 3º virrey, hombre tranquilo que hizo todo lo posible por detener este baño de sangre y excesos y protegió y envió al marqués del Valle de Oaxaca a España. Esta actitud moderada causó su caída y dos años después fue destituido y enjuiciado por deslealtad y remitido a España. […]

“El irlandés Guillén de Lampart (1615-1659) era un hombre perteneciente a la nobleza, muy avispado y culto. En su juventud durante un viaje en barco fue capturado por piratas y hecho prisionero. La convivencia con ellos hizo que lo aceptaran en su banda y al poco tiempo era su capitán. Aburrido de la vida en el mar e inquieto como era, se fue a radicar en España en donde estudió varios años y publicó numerosos textos. Una aventura de faldas lo obligó a embarcarse a la Nueva España. Tenía veintisiete años y para entonces dominaba además del inglés y el español, el griego y el latín. Al llegar a la Nueva España y ver las injusticias y el estado de efervescencia, supuso que era posible liberarla y maquinó un plan. Para hacerlo, falsificó documentos reales que tenía pensado utilizar al momento en que tocara estas tierras el conde de Salvatierra, García Sarmiento de Sotomayor, decimonoveno virrey.

“Hacía pocos meses Don Juan de Braganza había capitaneado una rebelión que culminó con la independencia de Portugal del reino de España. El estado en la metrópoli era caótico y las noticias confusas, un excelente momento para libertar este reino. Para ello se puso de acuerdo con algunos pueblos indios y con hombres de clase muy baja que pretendía usar como mercenarios, los que lo delataron cortando de cuajo un movimiento que, por el carácter enmarañado en que se vivieron esos tiempos, pudo haber cimbrado la estabilidad de la colonia. Así que fue a dar a la prisión de la Inquisición quien para esos momentos ya se había proclamado rey de México. Ocho años le tomó hacer un plano de la cárcel de los datos que obtenía de las pláticas con sus custodios. Horadando los muros y limando las rejas consiguió escaparse, pero dos días después fue nuevamente capturado. Nueve años más permaneció en la prisión. En ese tiempo, escribió libros y preparó su propia defensa pero finalmente fue condenado y quemado vivo frente al templo de San Diego, hoy pinacoteca virreinal.

“La rebelión de los Machetes. En los últimos años del siglo XVIII, las premuras que pasaban los reyes españoles hicieron cargar de nuevos impuestos a sus súbditos novohispanos. Cansado de que a un impuesto le agregaran otro, y sintiéndose en la bancarrota, no obstante tener una posición medianamente privilegiada, el recaudador Pedro de la Portilla, sin ningún conocimiento de estrategia, el 10 de Noviembre de 1799 encabezó una rebelión contra las autoridades virreinales de la ciudad de México. La intención era capturar al virrey y que el propio De la Portilla lo sucediera. Sin embargo, él y sus seguidores contaban tan solo con dos armas de fuego y cincuenta sables, por lo que el pueblo bautizó a la frustrada rebelión como “La rebelión de los machetes”. La susodicha rebelión fracasó porque Isidoro Francisco de Aguirre la denunció.

“La Independencia de nuestro país del dominio de la Corona española, constituyó un largo, penoso y agotador proceso que culminaría el 27 de septiembre de 1821, con la entrada triunfante del ejército de las tres Garantías a la ciudad de México […].

“Los escritores formados durante el final de la colonia y poco después, nos dicen que Hidalgo liberó al pueblo mexicano de la opresión a que los sometió Hernán Cortés, pero no es cierto. Cortés no sometió a la esclavitud a un pueblo sencillamente porque no existía un pueblo, sino una multitud de tribus dispersas, con diferente idioma, con diferente manera de pensar y hasta diferentes dioses. Fueron precisamente los 300 años de colonia el crisol en donde estos grupos se fusionaron lentamente, combinaron genes, aprendieron el español y hasta compartieron unas mismas creencias religiosas. Es decir que estos 300 años fueron los que formaron al pueblo mexicano. Entonces, ¿por qué nos dicen esto? Sencillamente porque los historiadores se formaron en las escuelas de pensamiento español y ellos sí habían sido esclavizados y esclavizado a su vez en el devenir del desarrollo del pueblo español.

“Con la promulgación de la constitución el 4 de octubre de 1824, México iniciaba formalmente su vida como república federal. Con esto, pensaban que culminaría la etapa azarosa y comenzaría una era de prosperidad y felicidad. La idea aunque simple, tenía su base en algo similar a lo que en su momento pensaba el cura Hidalgo: que siendo México una nación minera por excelencia, de donde habían salido no sólo métodos para obtener más mineral de sus vetas, sino más del 25% de la plata que se obtenía en el mundo y una gran cantidad de oro, su riqueza podría utilizarse para hacer despegar económicamente a la emergente nación.

“Pero la verdad es que pecamos de arrogantes: teníamos una fe ciega en el futuro de nuestro país, por la grandeza que había tenido, aunque ya empezaba a desbaratarse en nuestras manos este orgullo que tanto nos ha costado, pues a la caída de Iturbide, las provincias del sur, incluido Chiapas, se habían desligado del pacto federal, y como bien apunta Fuentes Aguirre en su célebre libro de Hidalgo e Iturbide, Jalisco proclamó su independencia y convocó a los ayuntamientos a formar una república federal, y lo mismo hizo Querétaro. Yucatán formó una nación independiente (de esto se conserva aún el dicho de “Hermana República”). Las provincias de San Luis Potosí, Guanajuato, Valladolid, Oaxaca y Zacatecas se unieron para presionar al congreso para que emitiera una convocatoria para crear la constitución, amenazando con separarse de no hacerse así. También Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas se unieron para formar una junta que les llevaría a formar un estado libre y soberano. Texas hizo otro tanto […].

“El adoptar el federalismo en imitación sorda y ciega de su vecino del norte era otra mala idea, ya que en aquella nación el federalismo había servido para unir a diferentes estados que se habían forjado independientes, dando un solo frente común […] en tanto que México, mandado por un solo hombre y acostumbrados los gobernantes subalternos a obedecer, el federalismo, al darles mayores libertades, sería un elemento de desunión y útil para las ambiciones personales de diferentes facciones. Tan es así que en los 29 años que van de la salida de Victoria a la llegada de Juárez a la presidencia, con quien empezaría a asentarse la república, median 52 presidentes. El negocio de ocupar tan productivo escaño era bueno y las asonadas proliferaron creciendo con el vigor de hongos en la humedad.”
(Quienes deseen leer el texto completo pueden solicitarlo a José Lanzagorta al correo: [email protected]).
Profesor – investigador en el Departamento de Ciencias Sociales de la UPAEP Puebla.


El narcotráfico, arma del imperio

Gilberto López y Rivas

Argenpress, en sus ediciones virtuales, puso a la venta el libro de Marcelo Colussi El narcotráfico: una arma del imperio (2010), cuya lectura resulta imprescindible para el análisis sobre el tema en el ámbito planetario y, en particular, para la comprensión de la trágica situación que vive actualmente nuestro país. Considerado su trabajo como “un aporte a un campo donde hay demasiada mentira”, el autor sostiene que alrededor del narcotráfico hay una versión oficial, manejada incansablemente por los medios de comunicación masiva, y una realidad oculta.

Observando la magnitud descomunal del negocio de drogas ilícitas, afirma que el circuito comercial mueve unos 800 mil millones de dólares anuales, por arriba de la venta de petróleo pero por debajo de la de armas, que sigue siendo el mercado más redituable en todo el mundo. La hipótesis principal de Colussi radica en plantear que el poder hegemónico liderado por Estados Unidos ha encontrado en este nuevo campo de batalla un terreno fértil para prolongar y readecuar su estrategia de control universal. “Como lo ha encontrado también con el llamado ‘terrorismo’, nueva ‘plaga bíblica’ que ha posibilitado la nueva estrategia imperial de dominación militar unipolar con su iniciativa de guerras preventivas”.

Se sostiene que los mismos factores de poder que mueven la maquinaria social del capitalismo global crearon la oferta de estupefacientes, generaron la demanda, y “sobre la base de ese circuito tejieron el mito de unas maléficas mafias superpoderosas enfrentadas con la humanidad, causa de las angustias y zozobras de los honestos ciudadanos, motivo por el que está justificada una intervención policiaco-militar a escala planetaria”.

Siguiendo una metodología de preguntas y respuestas, nuestro autor establece un interrogante clave: ¿quién se favorece con el tráfico de drogas ilegales? A lo que responde que para las grandes mayorías no hay beneficio alguno: el drogodependiente entra en un infierno en el que no más de 10 por ciento de quienes lo intentan logra recuperarse; sus familiares llevan una carga agobiante, pues la adicción envenena toda convivencia; a los agricultores que cultivan la materia prima en los países del sur sólo llega uno por ciento de los beneficios totales del negocio; entre los pueblos indígenas el pago en efectivo, la represión y la cultura delincuencial rompen con las estructuras de autogobiernos comunitarios; la economía campesina de autoconsumo es remplazada por una mercantilizada; la cultura del dinero fácil vinculado a la criminalidad se liga con un desgarramiento profundo de todo el tejido social, entrando en un proceso de descomposición y de guerra; todo el aparato del sicariato y el dedicado a la comercialización, sea la mula, el jíbaro o el capo, tiene una historia de vidas breves y fortunas efímeras (de unos pocos), en las que la muerte o la cárcel están siempre a la vuelta de la esquina. No es una economía sustentable. Es una historia sórdida de sufrimiento y dolor. “A los latinoamericanos nos queda la crisis, la guerra civil, los muertos, sociedades desgarradas y sólo algunos dólares que mueven las mafias locales”.

Estas mafias –afirma Colussi–, sin con esto quitarles su cuota de responsabilidad, no son sino una pequeña parte de toda la cadena. Los mafiosos son unos comerciantes que hacen su trabajo y no pasan de ahí; ganan dinero, mucho dinero sin duda, pero no tienen el poder de decisión sobre los términos macro del asunto… Quienes hacen la gran fortuna, en definitiva, son los banqueros: “Esa masa enorme de dinero que mueve el negocio –que, por cierto, se traduce en poder, mucho poder político, poder social– también llega a otras esferas de acción: ese dinero es ‘lavado’ e ingresa a circuitos aceptados… No es ninguna novedad que existe toda una economía ‘limpia’ producto de las operaciones de blanqueo de los capitales del narcotráfico. Y son bancos ‘limpios’ y honorables los que proceden a hacer esas operaciones, los mismos que manejan el capital financiero trasnacional que hoy controla la economía mundial y a los que el sur pobre y dependiente adeuda cifras astronómicas en calidad de deuda externa”.

Pero además de un enorme negocio, el tráfico de drogas ilegales tiene otro significado: es utilizado como mecanismo de control de las sociedades. Es un dispositivo que permite una supervisión del colectivo por parte de la clase dominante. Se pasa a controlar a la sociedad en su conjunto, se la militariza, se tiene la excusa ideal para que el poder pueda mostrar los dientes. Una población asustada es mucho más manejable.

Por su parte, el imperialismo estadunidense viene aplicando en forma sostenida un supuesto combate al negocio de las drogas ilícitas, cuyo objetivo real es permitir a Estados Unidos intervenir donde lo desee, tenga intereses, o los mismos se vean afectados. Terminar con el consumo está absolutamente fuera de sus propósitos. Donde hay recursos que necesita explotar –petróleo, gas, minerales estratégicos, agua dulce, etcétera, y/o focos de resistencia popular, ahí aparece el “demonio” del narcotráfico. Ello es una política consustancial a sus planes de control global. Gracias a ella, el gobierno de Estados Unidos cuenta con un arma de dominación político-militar. En realidad, el supuesto combate al narcotráfico es el montaje de una sangrienta obra de teatro. Es un combate frontal contra el campo popular organizado, en el que en Colombia, y ahora en México, por ejemplo, las oligarquías y sus gobiernos se han supeditado dócilmente a las estrategias de Estados Unidos, siendo la plataforma para la contrainsurgencia, la criminalización de las resistencias, la militarización y paramilitarización de nuestros países.

El consumo inducido de drogas es parte medular del mantenimiento del sistema capitalista, tanto como lo es la guerra, por lo que el autor plantea en su conclusión la misma disyuntiva de Rosa Luxemburgo: “socialismo o barbarie”.


« Entradas previas