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Oaxaca 2006: Son de la barricada

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Introducción

El 14 de junio se conmemoran 5 años del intento de desalojo de maestros del zócalo de la Ciudad de Oaxaca por parte de la policía estatal. Ese día los profesores de la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, CNTE, de Oaxaca fueron sorprendidos por cientos de integrantes de las fuerzas represivas subordinadas directamente a Ulises Ruiz Ortiz, entonces gobernador estatal.

En un primer enfrentamiento desfavorable para los profesores, los policías lograron replegarlos del zócalo hasta los alrededores. Parecía un triunfo claro y contundente, como suelen ser los “triunfos” de agentes policiacos armados en contra de ciudadanos inermes.

Confiados que la palabra gubernamental estaba empeñada en una supuesta “negociación” y que, siendo el magisterio democrático una organización fuerte y grande, el mandamás no se atrevería a tocarlos nunca, así estaban los profesores oaxaqueños: confiados en las apariencias. La realidad tirana los despertó asustados, cuando el sueño era ya pesadilla.

Sin embargo, la dignidad herida, la jugarreta traicionera de quien se dice dispuesto a negociar mientras prepara el puñal artero para atacar a su interlocutor hicieron gran mella en el temor popular de casi siempre y provocaron una reacción defensiva por parte de los profesores oaxaqueños. Era más la dignidad que la organización, era el coraje, el enojo, lo que llenó de avispas enfurecidas el zócalo oaxaqueño y lo convirtió en un lugar inestable y vulnerable para la policía estatal. Vino entonces lo inevitable: la acometida magisterial, el contraataque indignado, recuperado de la sorpresa, con una táctica instintiva, medianamente planeada, con un solo objetivo: recuperar el lugar perdido: el zócalo.

Atacantes pasaron a ser atacados. Sitiada quedó la policía estatal. Aterrorizada de ser “linchada”, fuera de control, escapó como pudo de esa reacción avasallante. Es justo decir que ya entonces la reacción no era sólo magisterial, estaba ya convertida en una respuesta de profesores y gente que los acompañaba desde que la solidaridad hizo ahí su aparición: desde el inicio. La suma quedaba así configurada: Magisterio + Organizaciones Sociales + Pueblo raso.

Ese fue el origen de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca, la APPO. El movimiento oaxaqueño adquirió entonces el colorido de lo magisterial y popular, un colorido más complejo. La repetición de Popular y Pueblos en el nombre de la APPO sonaba atrevido y como dicen los que saben a “cacofonía” y “tautología”. Pero así es el pueblo, cuando entiende y concretiza un concepto profundo, atrevido y burlón con las palabras… Porque esa Asamblea en efecto era democrática y no estaba formada por un único pueblo, sino por muchos pueblos, los pueblos de Oaxaca. Por eso era “Popular” y además de todos los “Pueblos de Oaxaca”.

Notas de contexto

El 2006 fue un año tremendamente complejo para México. Un escandaloso fraude electoral llevó a la presidencia de la república al personaje que hoy lo tiene hundido en la sangre de más de 40 mil muertes ligadas a una guerra innecesaria, fratricida, mal planeada y subordinada a intereses oscuros y ajenos al país…

Fue año de parálisis institucional nacional: en el Congreso Federal la toma de protesta del actual presidente de facto ocurrió entre forcejeos inéditos en la historia del país, casi tras bambalinas y con una legitimidad grotesca y pésimamente maquillada…

La población mexicana inconforme con los resultados electorales federales atiborraba una y otra vez las principales plazas del país… Esa población cubrió de inconformidad por muchos días parte de la histórica y larga Avenida Reforma…

En rumbo paralelo, en Oaxaca se acumulaban las inconformidades regionales. Muchos ignoran el hecho de que desde antes del inicio del movimiento magisterial, en prácticamente todas las dependencias gubernamentales se amontonaban cientos de peticiones sociales y políticas por parte de diversas organizaciones sociales regionales. No era evidente, dada la fragmentación eterna de las luchas populares, pero las demandas populares sin solución estaban en impaciente espera.

La represión del gobierno estatal permitió la confluencia entre organizaciones sociales, profesores y pueblo raso. Todos tenían demandas incumplidas por parte del gobierno. El entendimiento fue sencillo y natural. La unidad de acción estaba garantizada. Desatado el movimiento de la APPO, las contradicciones sociales saltaron a la vista de todos. Y la simpatía popular estaba del lado de la APPO.

Ni vale la pena mencionar el alarido escandaloso de quienes ignoran que muchos de los beneficios que hoy tienen los niños, los maestros y la infraestructura escolar de Oaxaca se deben precisamente a las demandas magisteriales de la Sección XXII de la CNTE… Ese alarido es siempre producto de la ignorancia y del oportunismo individualista y sectorial de siempre.

Cada descalificación por parte de los grupos de poder económico y político local era correspondida con más organización, ingenio y coraje por parte de la APPO. Los ánimos se crisparon en una y otra parte. Y como siempre, vino la muerte selectiva de pobladores y maestros, por parte del gobierno.

Ya no sirvió la muerte selectiva para aminorar los ánimos de los appistas. Entonces la APPO adoptó la lucha de barricadas. La ciudad de Oaxaca quedó paralizada con cientos de barricadas y fogatas nocturnas a su largo y ancho. Los pobladores se alimentaron entre sí, con café, con taquitos, con tostadas; todo era hermandad y lucha. Cosa nunca vista, ante la falta de transporte, quienes tenían automóvil ofrecían llevar a los de a pie a puntos más cercanos a sus destinos. Los radios de telecomunicación, desde los más sencillos hasta los más sofisticados fueron también adoptados para la lucha. Pero sobre todo la telefonía celular comunicó a los miles de asambleístas oaxaqueños entre sí y a éstos con una especie de centro de mando… ubicado en la Universidad Benito Juárez de Oaxaca, la UABJO. Desde ahí la dirección rotatoria de la APPO dirigía las acciones de resistencia en toda la ciudad. Así mismo, a ese centro de mando llegaban todas las informaciones de todas las barricadas instaladas en la ciudad.

Un aporte esencial en la difusión y comunicación de la lucha popular de la APPO fue la toma que hizo ésta de al menos una docena de estaciones de radiodifusión privada, desde las cuales se llevaban sistemáticamente verdaderas campañas de difamación y llamados a la represión en contra de la APPO. Esas estaciones de radio, ya en manos de la APPO, permitieron hacer eco de lo que pensaba la gente sencilla acerca de todos los temas de la vida cotidiana durante varias semanas.

Este conglomerado de hechos, muy brevemente resumidos aquí, constituyó el telón de fondo para que el 2 de noviembre del 2006, la APPO le propinará una derrota histórica y ejemplar a las miles de fuerzas federales que llegaron desde diferentes lugares del país a Oaxaca, para recuperarla y devolverla militarizada y paramilitariza al ya impotente Ulises Ruiz Ortiz.

Ese día, en una lucha terriblemente desigual, los compañeros de base de la APPO, los más sencillos, los más olvidados, resistieron y replegaron totalmente de la barricada de Cinco Señores, la Barricada de la Muerte, a la Policía Federal Preventiva, antecedente de la actual Policía Federal, corresponsable hoy, junto al ejército federal, la marina armada y su ilegítimo comandante en jefe, de tener enlutado a nuestro siempre combativo país con alrededor de 40 mil mexicanos asesinados impunemente…

El aspecto cultural

Cada acto de la APPO estuvo impregnado de su colorido cultural. Su música, sus artes plásticas, sus pintas en toda la ciudad, sus carteles, sus mantas enormes, etcétera. Todo tenía su dosis oaxaqueña.

La APPO nos dejó alegría, ejemplo de creatividad, apego a las tradiciones, afianzamiento del orgullo regional… resistencia cultural.

A lo largo de este breve resumen, se encuentran algunos de los más destacados ejemplos de creatividad cultural de ese año 2006.

Los sonidos y las imágenes por sí mismos hablan y dicen más que miles de nuestras ya sobradas letras.

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