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La República Amorosa

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Nino Gallegos

No se sabe aún hasta dónde el político y el poeta puedan abrazar, acariciar y besar a una República Ensangrentada con el susurro, el murmullo y la voz de la República Amorosa.


Por mientras, en el transcurrir de los días y las noches, el poeta está en las calles, las carreteras y las plazas públicas desde que le mataron al hijo.

Sí, un poeta conocido, reconocido y desconocido; en tanto, el político cambia del discurso beligerante y combativo a un tono más suave como si hubiera dulcificado sus palabras.

Es, entonces, cuando el político quisiera pensar las palabras con los sentimientos y los actos de sus hechos: sentir a la República Amorosa como una entrega a todos aquellos que somos nosotros y los otros.

Cuando el político dijo: “Al diablo las instituciones”, el poeta lo dijo de otra manera: “Estamos hasta la madre”, y en el país de sombras con la República Ensangrentada, hubo quienes los vieron como el político y el poeta más peligrosos de México.

Dicen Los Zetas desde el país en sombras que es la República Ensangrentada: “Estamos hasta la cocina”, mostrando a los ejecutados de Jalisco y a los calcinados de Sinaloa, mientras el presidente, el secretario de gobernación y los gobernadores responden al crimen organizado con un despliegue de ineficiencias, inercias y complicidades policíacas y militares.

En el contexto de la República Ensangrentada bajo un país de sombras, ¿es posible una República Amorosa?: todo depende y dependerá de los amigos y los enemigos (de y para) la República Mexicana, desde los políticos, los empresarios, los militares, los narcos y los sicarios.

Del discurso presidencial, militar y empresarial de Felipe Calderón Hinojosa en la República Ensangrentada, ¿está y estará de sobra o de más el discurso del bien común ciudadano y humanista (mas no cursi ni cristiano ni hippie) de Andrés Manuel López Obrador, cuando la realidad social es un tiradero de muertos y de pobreza?

¿Es posible una República Amorosa en una República Ensangrentada donde campean las víctimas como daños colaterales de los victimarios legales e ilegales, los corruptos y los impunes, los cínicos y los egoístas, los indolentes y los indiferentes, los políticos y los empresarios, los narcotraficantes y los sicarios violando día a noche los derechos humanos de los desaparecidos y los desplazados, de las viudas y los huérfanos sin padres y los padres sin hijos?

En este país de sombras con una República Ensangrentada todo es posible, aunque todos somos imposibles de compartir una República Amorosa mientras el tiradero de muertos y de pobreza sean porque son las fosas y las fauces de los procesos electorales con el temor, el miedo, el terror y el horror reales y mediáticos a fuego y sangre para que los silencios cómplices y los gritos contenidos sean victimizados y criminalizados en un proceso aún más terrible: perder la pertenencia y la identidad del ser y el hacer en un país de sombras donde la República Ensangrentada es más la hemorragia sangrienta contra una República Amorosa más pálida que sonrosada.

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