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El 15M de Madrid decide asumir los riesgos y permanecer acampado en Sol

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Sol se siente un referente internacional y los problemas del campamento se ven como secundarios

Juan Luis Sánchez

Periodismo Humano

A las cinco de la tarde comenzaba a pocos metros de la Puerta del Sol una pequeña pero importante asamblea para el 15M: los portavoces de las decenas de comisiones que dan forma al movimiento en Madrid se reunían para consensuar una postura común sobre si había o no que desmantelar la acampada que ha cumplido este domingo dos semanas de vida. Esa propuesta sería llevada a las ocho de la tarde a la asamblea general para ser debatida.

A las ocho menos cuarto la negociación seguía abierta, aunque se asumía una idea: la acampada no es sostenible y hay que buscar una fórmula alternativa de continuidad antes de que algún incidente o un desalojo policial arrebaten el control de la situación a los acampados.

Porque riesgos y problemas, existen, según los propios acampados: de seguridad de las personas y de las instalaciones, de salubridad, de imagen. Y de convivencia: “aquí trabajamos unos y disfrutan otros”, decía una portavoz. “Hay gente que viene solo a acampar y a comer gratis que no tiene nada que ver con el movimiento y que no aparecen en las comisiones”, comentaba otro. Desde hace días, y es algo aprobado en la asamblea general, se pide sin mucho éxito a los acampados que desmonten sus tiendas de día para facilitar el trabajo y las reuniones. “La acampada nos ha dado mucho, pero ahora puede empezar a debilitarnos“, diría otra persona después.

La mayoría de las comisiones en esta reunión previa coincidían en que “hay que dejar de dormir aquí” y en conservar una zona para el trabajo de comisiones, para la reflexión y como referencia icónica. Alguien con un teléfono en la mano, interrumpe la reunión: “nos ofrecen un barracón para instalarlo en la plaza”.

Pero las decisiones del movimiento 15M se toman por consenso, no por mayoría –es decir, que con que una persona bloquee cualquier iniciativa, ésta debe ser debatida hasta que alguien ceda– y los términos de la propuesta se han ido matizando hasta llegar a un texto con estilo de comunicado más que de propuesta:

“No nos vamos, el movimiento continúa. Reestructuraremos el campamento porque somos responsables. Los grupos de trabajo y comisiones siguen trabajando en el espacio público. Hoy empezamos a iniciar el proceso de reestructuración. Cada grupo de trabajo comenzará a partir de hoy a pensar un plan de trabajo para proponer cómo tiene que ser el proceso”.

Ese texto, medido a modo de comunicado más que de propuesta, ha resultado ambiguo para parte de la asamblea y tendría que ser aclarado, releído y revisado varias veces, haciendo hincapié en los riesgos para que quedara claro su significado. Más o menos este: que quieren desmontar el campamento ahora que pueden para poder seguir haciendo asambleas en esta plaza y en los barrios sin problemas; que no tienen día de salida ni qué se va a dejar exactamente en la plaza, pero que debe empezarse cuanto antes.

Pero una cosa es el ambiente de trabajo de las comisiones, y sus consejos, y otra el clima colectivo de las miles de personas que han acudido a la asamblea de las ocho de la tarde. Personas que ven cómo cientos de manifestantes “han tomado la plaza de la Bastilla“. Cómo en Atenas se concentran decenas de miles. Cómo Barcelona “ha reconquistado” la Plaça de Catalunya. Cómo más de cien barrios y pueblos de Madrid han celebrado su asamblea este sábado. Sol se siente un referente internacional y ante eso los riesgos logísticos o invisibles son “problemas locales”, en palabras de uno de los intervenientes.

Dentro de esos problemas ’secundarios’ está también el riesgo de desalojo policial. En un último gesto, la comisión de asuntos legales ha informado de que la Policía Nacional, con quienes mantienen un contacto desde hace días por mandato de la asamblea, les ha comunicado que “a partir del martes rompe la interlocución con nosotros”. La asamblea ha respondido coreando “no tenemos miedo”.

Así que tras cuatro horas de debate, el movimiento 15M ha decidido mantener la acampada, aunque supeditando la permanencia a cuestiones de seguridad, salubridad y convivencia que las diferentes comisiones tendrán que valorar a partir de mañana para determinar si tienen arreglo. En el tramo final de la sesión, se ha intentado consensuar cuándo se realizaría esa valoración en una nueva asamblea general, pero el cansancio y la necesidad de terminar a las doce de la noche para no molestar a los vecinos de Sol han impedido que se concrete ningún plazo.

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