subscribe: Posts | Comments

!Llegó el Mundial! !Llegó el Mundial!

0 comments

Por Nicolás Ramón Contreras Hernández.

Este mundial sin embargo, no empieza nada bien, pues como las protestas contra los juegos olímpicos de 1968 que terminaron con la matanza de la Plaza de Tlatelolco en Méjico, se da en un ambiente de protestas, algo insólito en un país donde el fútbol se considera religión…

!Llegó el mundial! ! Llegó el mundial!, es el primer recuerdo que tengo de ese gran encuentro deportivo que inicia hoy 12 de junio de 2014 en Brasil. Aquella vez yo tenía 5 años en el Tolú de mi infancia, que apenas tenía dos calles pavimentadas y tres televisores, para un poco más de 5000 almas que poblaban aquel puerto, que en años anteriores encantó por la belleza de sus playas y la quietud de sus aguas limpias - que ya no lo son- a la comitiva del dictador Rojas Pinilla, cuando llegó con su hija María Eugenia Rojas que todavía era soltera, y en un vestido de playa que le perdonaron las beatas de la época, se bañó en sus aguas, unas veces azules, otras verde o turquesa, por allá por los años 50.

Aquella vez el militar pacificador al servicio de las élites que lo desecharían como estorbo por segunda vez, precisamente en abril de 1970 cuando le robaron las elecciones, cumplió su promesa de darle luz a mi pueblo, que todavía vivía añorando el espejismo del desarrollo extractivista del oro negro por primera vez con la SAGOC, a través del puerto petrolero de Coveñas que ya no le pertenece y desde el 2002 armó tolda municipal aparte. Pero en 1970 mi madre Ana María Hernández Julio, era una de las comerciantes más famosas del mercado público, que estaba frente al puerto que vio pasar al Almirante Padilla glorioso en 1816, cuando capturó al almirante español Alejandro Hore, que iba a Portobello en Panamá, en la fragata Neptuno a la cual abordó por sorpresa entre Moñitos y Puerto Escondido, en compañía del héroe independentista olvidado del patio, Joaquín Tafur.

La vida comercial y social de Tolú por entonces giraba en torno al antiguo mercado público, donde hoy quedan las colmenas moribundas de San Andresito, eclipse de un vigoroso comercio con Maicao – que inició con gran esplendor a mediados de los 70- destrozado posteriormente por Andrés Pastrana Arango 24 años más tarde, el hijo del presidente Misael Pastrana Borrero, que derrotó a Rojas Pinilla en unas elecciones amañadas a la medida del frente nacional, que la memoria popular recuerda como robo descarado. En ese entonces, en ese medio donde reinaban el béisbol y el boxeo a través de las emisoras de radio regionales, con las radionovelas de Kalimán y Pinina – protagonizada por la infante argentina Andrea del Boca- eran mucho más famosos los rudos estibadores como Paragualla y el gigante de ébanoManuelito Centella, por sus proezas saltando - es decir descargando pesados fardos- de las canoas de cocos, Plátanos, lozas y otras mercaderías.

Pero como mundial es mundial, y como el fútbol es imparable como el agua, en medio de las expresiones de desprecio de los prestigiosos locutores de Béisbol y boxeo de Cartagena y Barranquilla, como Melanio Porto Ariza, Marcos Pérez Caicedo y Ventura Díaz Mejía, que se mofaban del balompíe al que consideraban “un estúpido juego de 22 hombres en pantaloncillo persiguiendo una pelota”, la fiebre mundialista logró filtrarse como tema de conversación, en los excitados comentarios sobre la presencia de la selección del Brasil en Méjico, que tenía toda una constelación de artistas de la pelota grande, que apenas conocían los más jóvenes, que hablaban de Pelé, Tostao, Carlos Alberto y Rivelino, quien sería inmortalizado por ese golazo de trazo divino, que le ayudó a hacer a Pelé, cuando se apartó de la barrera para que pasara el balón en el partido de la final contra Italia.

La jugada que escuché por radio, pincelada como un óleo exquisito por la palabra narrada de un locutor de la Colombia andina, la vería convertida en imágenes meses más tarde, a través de la propaganda de la República Federal Alemana, que rodaban las salas del celuloide como el desaparecido Cine Caribe de Luís Ramos Jr., que era el epicentro de la vida nocturna de Tolú, donde coronaban la reina turista del también desaparecido Sirenato del Mar en cada mes de enero. Allí vería a través de El Mundo al instante, el prodigio de la samba carioca hecha fútbol, donde Pelé el descendiente de africanos, y Rivelino el descendiente de los árabes que tanto narró con sabrosura Jorge Amado en sus novelas, interactuaban como parte de una terrible maquinaria imparable, enriquecida por todas las sangres, sabores y astucias del mundo, convertidas en el prodigio del juego bonito.

Después vendrían muchos mundiales como el de Alemania en 1974, cuando ya los Sanandresitos y los migrantes laborales que iban y venían entre Tolú y la Venezuela petrolera de siempre, popularizaron los televisores japoneses – Tochiba, Sony, Hitachi, etc.- en los hogares de las mayorías obreras, en una democratización del acceso a la imagen en blanco y negro. Sep Maier, el famoso arquero de la Alemania que se haría campeona con los golazos de Schuster y Beckenbauer, se convertiría en el héroe al que imitábamos jugando al fútbol, frente a nuestras casas en el marco de la plaza principal, donde los árboles de almendra, se convertían en los parales de imaginarios arcos: quien hacía el gol pasaba a ocupar el puesto de arquero y gritaba con orgullo, su condición de Sep Maier.

En 1978 el mundial sería en Argentina, ya había llegado el prodigio de la televisión a color y bajo la dictadura de Videla, el fútbol pareció lavar la cara de la más eficiente cuchilla del tenebroso Plan Cóndor, que se estrenó en 1973 con el derrocamiento de Salvador Allende, asesorado atentamente por la CIA que esa televisión y el cine a través de los enlatados, harían el prodigio de convertir a sus bribones y malhechores en héroes de la democracia mundial. El campeón sería el anfitrión, con una audaz jugada política de la resistencia, que hizo descender miles de panfletos desde el aíre denunciando la masacre y reivindicando a las madres de plaza de mayo. A pesar de Butragueño, Kempes y Pasarellas, los héroes siguieron siendo los arqueros Dino Zoff y Leao para los afiebrados del mundial…Pero Brasil, por la razón del color y la sandunga, era el rey en los corazones del por entonces, mucho más afrocolombiano biotipo toludeño.

En España 82 y en Méjico 86, cuando el mundial de fútbol vuelve a tierras aztecas, los italianos y sus descendientes en argentina serían los dueños de las dos copas respectivamente. Iniciaría la época de Maradona y Paolo Rossi, el presidiario genial que sacarían de la cárcel para frustrar el cuarto campeonato de Brasil en Madrid. En Méjico sería Maradona después de su glorioso gol con “la mano de Dios” frente a los ingleses, quien vería en un penalti en donde Leao puso todo su empeño, protagonizar la eliminación de Brasil, que no pudo pese a su formidable equipo, parar la magia ganadora de los gauchos, en los botines de Maradona y Caniggia, compañeros del ballet futbolístico del río de la Plata y de francachelas non sanctas que despertaron rumores de todo tipo.

En Italia 90 Colombia asiste a su primer mundial desde la legendaria actuación de Chile en los años 50, con la más sólida nómina que le permitió ganar copa américa un año antes, comandada por el Pibe Valderrama y Arnoldo Iguarán, el goleador, que tendrá en Rincón y el Palomo Usurriaga,, que en paz descanse, los paladines de un sueño exagerado de campeonato que frustró Camerún, el primer equipo africano que llega a los cuartos de final, después de eliminar a Colombia, que no pudo hacer nada pese a el cerrojo que intentó poner Higuita, que sucumbió en un mano a mano con el legendario Roger Milla. Maradona brilló como un rey haciéndole sombra a Pelé, pese a depender de su pierna zurda y de su zurda conducta. Ya la época de emular arqueros había pasado y los árboles de almendra, comenzaban a ser remembranzas de los tiempos en pantalones cortos y camisas sucias ajustadas con el nudo de perro o nudo ciego marinero.

En 1994 el mundial llega a tierras gringas y mira coronar a Brasil por cuarta vez, en una final ante Italia. Colombia humilla a Argentina a domicilio en la Bombonera durante las eliminatorias, hasta el punto que la poderosa mafia criolla de apostadores, que florece a la sombra de las estructuras dejadas por Pablo Escobar, cobra la vida de Andrés Escobar ante una desastrosa eliminación en primera vuelta. Es un año poco analizado en el fútbol más allá de las canchas, donde el impulso de las mafias subordinadas de Suramérica y Centroamérica productoras de coca, mostradas como los malos de las películas, entran a competir por las migajas que no obstante constituyen cifras astronómicas en sus monedas nacionales, con la mafia italiana intercontinental y también subordinada, pero mostrada como la dueña de un negocio, que nunca ha dejado de pertenecer a sus manos fundantes.

Me refiero a las mafias originales gringas y del resto de la Europa occidental, pioneras del narcotráfico junto a USA desde los tiempos de las guerras del Opio a finales del siglo XIX. Este imperio privatizador del fútbol, lava sus ganancias entre Bretton Wood, Paris, Londres y Nueva York a través de las famosas bolsas de valores, que incluyen a los botines de los futbolistas, según denuncia Zach Carter en el caso del Wachobia, disparando la euforia de los sueldos astronómicos de futbolistas, que son atraídos desde los países del llamado tercer mundo, siendo el Tino Asprilla y Pibe Valderrama, los pioneros por Colombia en ser contratados en las jugosas grandes ligas del fútbol mundial, con réplicas a nivel global de una nueva era para futbolista que tiene su eje en el caso de Abyayala/América en Argentina – donde se engordan las franquicias en dólares y euros- con destino final a los mercados de Italia, Inglaterra, Francia y España:

Joao Havelange consolida en los años 90, un trabajo que inició a mediados de los años 80 y que dota a la FIFA de un gran poder global que se convierte en una maquinaria siniestra de corrupción imperial, que pasará intacta de sus mañas a las de Joseph Blatter. Pero una reacción contra el gran poder de Havelange y la FIFA, se consolida en el mundial de 1998 en Francia, que ve coronar al dueño de casa, pese al desempeño rutilante de Brasil que no puede con un Ronaldo pechichón, conquistar su quinto campeonato en la final, aspiración que deberá postergar para el 2002, cuando los organizadores son Japón y Corea. Me refiero a la reacción sindical contra el monopolio de la FIFA, que van a organizar Maradona, Stoikov y Romario, al cual no tardan en unirse toda una constelación de estrellas: Eric Cantona, George Weah, Ciro Ferrara, Gianfranco Zola, Gianluca Vialli, Laurent Blanc, Michael Preud’Homme, Rai y Thomas Brolin.

Alejandro Panfil en el portal de la Ciudad Deportiva, hace una lectura de este evento, y lo asocia al impacto de la izquierda suramericana que reivindica el abjurado socialismo de la pseudo izquierda europea, empresa política que logra globalizarse, liderada por gobernantes como Hugo Chávez, Evo Morales, Néstor Kirchner y Lula Da Silva, quienes empiezan a cuestionar el esquema de globalización hegemónica, que torna a las estrellas multimillonarias del fútbol, en unas especies de siervos de la gleba del siglo XXI que pierden el derecho a la libertad de elegir y decidir, en manos del poder de quienes manejan las franquicia instaladas por las mafias de los clubes profesionales, florecidas al amparo de la FIFA, sufren sus primeras derrotas en Bolivia, cuando intenta negar a la Paz el derecho a ser escenario de eliminatorias mundialistas.

44 años después de 1970, ya no vivo en Tolú sino en Medellín, pero me la paso trabajando por la región Caribe. El 26 de mayo nació mi segunda hija Ana María…Son las 03: 20 horas del 11 de junio de 2014. Este será el tercer mundial que mi madre, fanática de cuanto equipo de África jugaba en un mundial por la conciencia histórica del origen de nuestra etnicidad, no verá tras su fallecimiento empezando el 2004. En el 2006 Alemania se corona por tercera vez en su patio; en el año 2010 en Sudáfrica, España por primera vez se corona campeona del mundo. En Brasil 2014 quién sabe si el anfitrión logre su sexta copa; o por el contrario sufra un nuevo maracanazo como el de 1954 cuando lo derrotó en casa Uruguay.

Lo cierto es que el esquema de globalización hegemónica, que tiene en el tercer mundo una fuente de materia prima, que tiene a los equipos de Europa inundados de jugadores de África, a los cuales nacionaliza y apropia – Francia, Suiza, Italia, Alemania, etc- de la misma forma en que lo hacen las multinacionales que se apropian de nuestros recursos naturales y energéticos, Surinam constituye el más triste papel de fuente ultramarina de esta especie de “botines de obra”, que se apropia el reino de Holanda desde los tiempos de Rudd Gullit hasta Nigel de Jong, Royston Drenthe, Romeo Castelen y Eljero Elía, más recientemente; o los casos de los hermanos Azamoah repartidos entre su país natal y Suiza.

Este mundial sin embargo, no empieza nada bien, pues como las protestas contra los juegos olímpicos de 1968 que terminaron con la matanza de la Plaza de Tlatelolco en Méjico, se da en un ambiente de protestas, algo insólito en un país donde el fútbol se considera religión, pasión que esta vez se estrella ante movimientos sociales que han sido tradicionales votantes del Partido de los Trabajadores, quienes piensa postular para reelección a Dilma Rousseff la actual gobernante. Esperamos que este gobierno pueda arreglar sus diferencias, con los sindicatos que protestan en Sao Paulo, y que esta nueva cita, no termine empañada y mantenga el mismo espíritu de entusiasmo que vi en los jóvenes del Tolú de mi infancia, hoy ancianos, cuando gritaban alegres: ¡Llegó el mundial! ¡Llegó el Mundial!

Nicolás Ramón Contreras Hernández.
Ciudadano afroabiayalense independentista de la Región Caribe en la República de Colombia. Red Independentista del Caribe. Observatorio Independiente de medios y estudios académicos desde perespectiva de género y etnia.

Leave a Reply