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Postdata a Autodefensas: ¿gasolina al fuego y/o remedio peor que la enfermedad?

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Para APIAVIRTUAL

Nino Gallegos

El riesgo en el país de sombras y el miedo no anda en burro por la periferia y el centro del país es que los focos rojos quiénes los han encendido para andar prendidos con las armas entre la alerta y el dormitar en Michoacán, sabiendo que el riesgo es del tamaño en cómo se siente el miedo y es superado por el coraje cuando los caballeros templarios, los gobiernos federal, estatal, la comisión y luego la pgr insinúan e intrigan y arman que las Autodefensas ciudadanas reciben armas del crimen organizado: de lo que aquí se trata es de la traición y la trampa para correlacionar complicidades y ver a quiénes cargarles los muertos por venir con los chivos expiatorios y los cuernos de chivo.

La in-cierta unidad en la que se está combatiendo el crimen organizado, tiende a poner a las Autodefensas ciudadanas en situación de riesgo por el miedo de ese miedo a conveniencia de los gobiernos federal, estatal y la comisión: la guerra sucia contra-ataca(rá) con los medios-mediáticos-fácticos como jueces y partes, la retirada de los Caballeros Templarios -vías la colusión y la simulación- para quedarse en algún otro lugar remotamente controlados -vía la negociación y el acuerdo- no por las Autodefensas ciudadanas, sino por los gobiernos federal, estatal y la comisión.

Destramatizando y desdramatizando, las Autodefensas ciudadanas, han sido desde que la Revolución se institucionalizó y corrompió en el PRI, una reserva microexistencial y social de pueblos que nunca le han temido a las noches ni a los fantasmas, pero cuando se trama y se drama como sucede en Pueblo en Vilo de Luis González y González, en un pueblo de Michoacán: Microhistoria de San José de Gracia, los cambios epocales tienden a configurar perfiles de identidad y pertenencia lingüísticos y sociales que vendrán del pasado al presente, cohabitacionalmente, en un país que es y no es del futuro sino de una anacronía potenciada en el uso y en la costumbre de vivir de espaldas al tiempo y obtener inercialmente del espacio un suceder y un acontecer que más inconscientemente que conscientemente sucede y acontece sin que se genere un cambio radical, no pudiéndose desarraigar del arraigo lo que es vivencia y convivencia en un pueblo en vilo o suspendido en el tiempo y contenido en el espacio microexistencial y social que es, en sí y per se, la historia local de la historia nacional de un pueblo y un país ¿en las luces o en las sombras del por qué y por qué quiénes?

¿Son en las luces de la evidencia crítica del EPR y en el claroscuro crítico de Luis Hernández que las Autodefensas ciudadanas sean para José Manuel Mireles Valverde, un “teatro” la legalización de las mismas, porqué y porqué quiénes? Porque, más o menos, hay una entremetimiento aproximativo y auscultativo del todo y del todos, jueces y partes, en el todo modo que afianza la sospecha en que la intromisión, la corrupción y la simulación son los argumentos mediáticos y fácticos en el tiempo y en el espacio que no es revolucionario, cristero y guerrillero en la Tierra Caliente de un país que se incendia y se ceba en los fuegos artificiales de las verdades a medias y las mentiras completas del por qué y por quiénes, porque autodefenderse ahora no es nada gratuito, y en el fuego cruzado de los liderazgos protagónicos, la sospecha es la paga que administra los buenos pensamientos y las malas palabras, a los buenos actos y los malos hechos. ¿Es y será que, a veces, el fuego y la sangre, más que oler a muerte, huele(n) a paladas de mierda? ¿Lo que le sobra de coraje a Mireles, a nosotros nos sobra un conveniente y conservador miedo? ¿Lo que es un teatro para Mireles, para el EPR es una evidencia a la luz del día y un claroscuro para Navarro a la sombra de la noche en el anfiteatro donde actuamos los muertosvivientes en un vasto tiradero de pobres con los expectantes ojos abiertos y de muertos con los cejantes ojos cerrados?

Oh, Marx, hazle saber a los por qué y a los por quiénes que: “El arma de la crítica no puede reemplazar la crítica de las armas”, sino pues cómo en este país de sombras entre la luz del día y el claroscuro de la noche antes de que ya llegó la maquinaria PRIista del Estado presidencial a Michoacán para solucionar el por qué y el por quiénes, restituyéndole al estado fallido michoacano su razón ontológica y territorial de ser parte del Estado mexicano, a un costo de $45 mil 500 mdp: así hasta gusto va-a- dar-andar-por-los caminos-de-Michoacán.

Y si lo escribió Carlos Marx antes citado, pues que lo dijo Joan Manuel Serrat: “Quizá vivimos una época de gran inseguridad y de algo que la acompaña que es terrible, que es la convicción que si queremos tener más seguridad la tenemos que tener a costa de la pérdida de las libertades, y eso no es cierto. Creo que es algo que hay que defender, de la misma manera en que creo que la administración debe defender a la gente de una manera notoria, sin que la gente no tenga necesidad de organizarse de ninguna otra manera”. Sin que la gente no tenga necesidad de organizarse de ninguna otra manera, puede que sea el ideal conformista y consumista de la sociedad contemporánea, no exponiéndose a ninguna otro tipo de riesgo más que el que prevalece: el de la violencia, y como la seguridad no nos la procura el Estado, pues que cada quien se rasque con sus propias uñas o con sus propias armas o con sus propias manos, siempre y cuando, no se nos cuestione de dónde las uñas, de dónde las armas, de dónde las manos, chingado. O algo más poético para reencarnar la carne en los huesos y rehacer fluir la sangre en las venas:

“Desde que el mundo es mundo

hemos echado a andar con el ombligo pegado al

espinazo

y agarrándonos del viento con las uñas.”

(Juan Rulfo: La Fórmula Secreta)

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