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Hay socialistas que no están creando las bases de una nueva civilización

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Rómulo Pardo Silva

Como el discurso tradicional del socialismo encuentra resistencia lo omiten y no formulan el que debe ser nuevo.

Ante el vacío de mensaje propio esos socialistas se enfocan en la defensa y la participación en las luchas de los movimientos sociales que en la mayoría de los casos reconocen con sus expresiones, valores y exigencias el orden manejado por los empresarios.

Sienten equivocadamente como propios avances y retrocesos desvinculados por completo del socialismo.

 

La reiteración de acusaciones, de expresiones de rebeldía; el conocimiento detallado de los políticos burgueses, sus incoherencias, conflictos, doble juegos, demagogias; los análisis sobre las fallas del sistema, no llevan por si solos al nuevo orden en el futuro imprescindible. Es darse vueltas dentro del marco.

 

Esta actitud y conducta se argumentan utilizando conceptos que se argumentan como tareas en un proceso revolucionario.

 

Contra el aislamiento el objetivo es la unidad plural de todas las fuerzas que disconformes con su situación hacen oposición a los poderes económicos y políticos. Unidad amplia donde entienden que es conveniente no decir lo que pueda levantar discusiones.

 

En esa línea el análisis, la discusión, la creación de propuestas formando el programa, más bien estorban y ‘por el momento’ no son prioritarias.

 

Queda bloqueada entonces la crítica a creencias dominantes como que se pueden recuperar los derechos sociales, laborales, salariales recortados en los países desarrollados en un tiempo en la oferta de bienes de calidad desde países donde los trabajadores ganan poco inunda el mercado, o que el crecimiento económico constante es posible.

 

En consecuencia es mejor no dar la batalla ideológica por su resultado inevitable de resentimientos y divisiones. Y lo más grave, no mirar al futuro que se anuncia todo lo opuesto a lo que la gente espera; dramático, decrecido de consumo, con un fascismo desencadenado.

 

Es comprensible que un ciudadano común muchas veces alienado recién acepte la realidad del colapso estructural cuando lo sufra, pero no que alguien de la vanguardia sea incapaz de preverlo y advertirlo.

El socialista tiene el deber político de ser prospectivo y de atreverse a decir lo que percibe junto a un programa propio.

 

La razón de ser del socialismo hoy es ofrecer una civilización que además de justa haga sostenible la vida de la especie humana y la naturaleza. Ese es su nuevo discurso.

 

No habrá socialismo sin discurso socialista desde hoy.

 

 

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