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El Ejército lanzado contra el pueblo

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En 1968, el gobierno del priísta Gustavo Diaz Ordaz lanzó a los soldados contra los estudiantes y mató a decenas o cientos de ellos en Tlatelolco; el 13 de enero de 2014 el gobierno de Pena Nieto hizo lo mismo en Antúnez, Michoacán. Esta vez tres o cuatro personas fueron asesinadas, al menos dos autodefensas y una niña de 11 años. Sus nombres: Mario Pablo Sandoval, de 56 años, jornalero agrícola, y Rodrigo Benitez. El nombre de la niña no quiso ser revelado por la madre al corresponsal de La Jornada, Ernesto Martinez Elorriaga (15 de enero).

¿Quién pagará por estas muertes? Seguramente nadie o no lo harán los verdaderos responsables. Lo más probable es que ni los muertos de Antúnez ni sus familiares encontrarán justicia. Los culpables son el presidente Peña Nieto y sus secretarios de Gobernación y de Defensa Nacional. No se trató de un “forcejeo” entre soldados y la población en el que a los primeros, nerviosos, se les escaparon unos disparos: fue un crimen de Estado, deliberado y premeditado.

Dice la periodista de Televisa, Denis Maerker, que hasta un día antes de esta matanza “el gobierno de Pena Nieto venia negociando con los líderes de las autodefensas” y que el 13 de enero, “dio un giro en su posición”, es decir, decidió reprimirlos. “El lunes 13 de enero, desde Morelia, Miguel Ángel Osorio Chong responsabilizó a las autodefensas ‘por debilitar el Estado de derecho y por abonar en el terreno siempre arbitrario, inconstitucional y peligroso de la aplicación de la justicia por propia mano’ y los emplazo ‘a regresar a sus lugares de origen’. El cambio de señal era claro: no más tolerancia”, deduce la periodista citada. Esa noche ocurrieron los asesinatos por el Ejército que hemos descrito.

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