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Fascismo en Venezuela, vanguardia del imperialismo

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Por Oscar Rotundo

Caracas.- En notas anteriores veníamos detallando sobre la relación ideológica de la derecha venezolana con el fascismo, más precisamente de sus sectores juveniles. Pero al hablar de fascismo debemos reorientar nuestra visión y colocarlo en el lugar que ocupa hoy en el marco de la globalización, en función de su servilismo a las políticas imperialistas.

¿Cómo se explica este fascismo actual, funcional al imperialismo norteamericano, que irrumpe en Europa y en otros países como Venezuela, en relación con el fascismo de Alemania, Italia y España que tuvo su auge durante la segunda guerra mundial?

Para poder ahondar en este fenómeno recurriremos al ensayo del profesor Oscar Enrique León[1] “Democracia burguesa, fascismo y revolución”el cual aporta importantes caracterizaciones y reflexiones para comprender cuál es la esencia de esta cruzada criminal que se presenta como “anti-sistémica”, y levanta banderas en nombre de la “libertad” y la “democracia”.

“Fascismo y democracia burguesa son realidades políticas insertas en la misma estructura histórica del capitalismo mundial” plantea el profesor León al tiempo que advierte que no ver esto nos conduciría al error de considerarlas como realidades separadas, contrapuestas y excluyentes.

Podríamos agregar que una de las cuestiones que une al fascismo y la democracia burguesa, es su profundo anticomunismo y su desprecio por el ascenso social de los desposeídos, peor aun cuando este se organiza y tiene aspiración de disputarle el poder político.

En Venezuela hemos observado cómo la derecha histórica y neoliberal comparte sus aspiraciones de derrumbar al gobierno popular del presidente Nicolás Maduro de manera inmediata, compartiendo, aupando y justificando a las bandas que desde los sectores juveniles han sido la mano de obra del proceso de desestabilización que vivimos desde principio de año con un inusitado despliegue de violencia criminal en todo el país y con un accionar sistemático y una metodología programada que denotan una preparación previa y un financiamiento sostenido para que las acciones perduren en el tiempo.

En el trabajo citado, el profesor León comparte una entrevista en la cual el periodista español Mariano Sánchez Soler se refiere a la violencia juvenil en España, señalando: “Las ideas clásicas del fascismo, remozadas con las últimas iconografías, mueven de nuevo los mecanismos de la violencia contra el sistema democrático. Rapados neonazis, falangistas, basistas, ‘arcángeles’, nacionalistas de extrema derecha, terceristas… son las etiquetas políticas bajo las que actúa una nueva generación de jóvenes ultras agrupados en organizaciones como Juntas Españolas, Movimiento Social Español, Alianza Nacional Española, Cedade, Bases Autónomas, Nación Joven o Vanguardia Nacional Revolucionaria. La mayoría de estos nuevos activistas ni siquiera había nacido cuando, el 20 de noviembre de 1975, murió el general Franco y muchos de sus dirigentes, en aquella fecha, no habían alcanzado la mayoría de edad”.

En la misma entrevista el periodista español sostiene “que nunca he entendido (aunque se acaba siendo un mal pensado) es qué esperan los responsables para decir que ésta es una violencia organizada. Porque nos encontramos ante clubs cerrados de gente con una misma parafernalia, una misma forma de vestir, de entender la vida, de plantearse la acción social y la violencia. Lo hacen para conseguir un objetivo y actúan en la calle. Tienen publicaciones en las que comunican sus ideas y lanzan sus consignas, revistas de difusión nacional e internacional. Traducen sus obras a otros idiomas. Hacen reuniones internacionales, se coordinan entre ellos. Es muy fácil ver a un militante de Bases Autónomas de tal sitio en una reunión con activistas de otros países y lugares. Se puede decir que son muy brutos o muy jóvenes, pero realmente la ideología nazi que trasmiten está funcionando, la literatura nazi está siendo leída; la simbología nazi esta extendiéndose en su uso”.

Nada de esto parece ajeno al fenómeno que padecemos en Venezuela y que, desde enero de este año, con la aparición de actividades y expresiones xenófobas en contra de los deportistas cubanos por ejemplo, se extendió a gran parte del país con sucesivos hechos delictivos que continúan al día de hoy.

En un su nota “Ucrania y el renacimiento del fascismo en Europa” Eric Draitser sostiene que “Estos últimos meses hemos visto protestas regulares de la oposición política de Ucrania y sus partidarios – protestas aparentemente en respuesta a la negativa del presidente ucraniano Yanukovich a firmar un acuerdo comercial con la Unión Europea que fue visto por muchos observadores políticos como el primer paso hacia la integración europea. Las protestas se mantuvieron en gran medida pacíficas, hasta el 17 de enero cuando los manifestantes armados con palos, cascos y bombas improvisadas desataron la violencia brutal de la policía, asaltaron los edificios del gobierno, y generalmente causando estragos en las calles de Kiev. ¿Pero quiénes son estos extremistas violentos y cuál es su ideología?”

“La formación política conocida como ‘PravySektor’ (Sector Derecho), que es esencialmente una organización-paraguas para una serie de grupos de derecha ultra-nacionalistas (léase fascista), incluyendo los partidarios del Partido ”Svoboda” (Libertad) , “Patriotas de Ucrania “,” Asamblea Nacional de Ucrania – Ucrania Nacional de Autodefensa “(UNA-ONURS), y” Trizub “. Todas estas organizaciones comparten una ideología común que es vehementemente anti-rusa, anti-inmigrante y anti-judía entre otras cosas. Además comparten un respeto común por la llamada “Organización de Nacionalistas Ucranianos” dirigido por Stepan Bandera, los colaboradores de los nazis que lucharon activamente contra la Unión Soviética y participaron en algunas de las peores atrocidades cometidas por cualquiera de las partes en la Segunda Guerra Mundial.”

En Venezuela con el incremento de las acciones criminales que ya se han cobrado la vida de 42 personas y centenares de heridos, con acciones de sabotaje a gran escala, han aparecido también elementos identificados con la derecha reaccionaria anclada en Miami y elementos paramilitares fascistas tanto colombianos como de otras latitudes activando junto a estos jóvenes, que no por casualidad se identifican con organizaciones internacionales como Otpor a través de Lorent Saleh dirigente de JAVU.

En su artículo “Venezuela: los cachorros de la reacción” publicado en La Jornada, Luis Hernández indica que “JAVU está inspirada y tiene estrecha relación con Otpor, que en español significa Resistencia, y con el Centro para la aplicación de acciones y estrategias no violentas (Canvas, por sus siglas en inglés). Otpor fue un movimiento estudiantil creado en Serbia para remover del gobierno al presidente Slobodan Milósevic en 2000, que recibió financiamiento de agencias gubernamentales estadunidenses. Canvas es la cara renovada de Otpor.”

Lorent Saleh también tiene estrechos vínculos con el dirigente narco-paramilitar Álvaro Uribe, otro ‘demócrata y pacifista’ que no repara en esfuerzos por la desaparición de la revolución bolivariana al costo que sea y que no ha ocultado sus simpatías por el dirigente de Voluntad Popular Leopoldo López, entre otros destacados opositores venezolanos.

Todos estos personajes que pretenden retrotraernos a la democracia burguesa y al neoliberalismo, cuentan con el apoyo organizativo de los grupos neofascistas pues “A diferencia de ayer, el fascismo europeo (y agregamos nosotros, el Nuestroamericano) de hoy no es la amenaza que se cierne sobre la democracia burguesa, sino su mero tributario. Por criminal que pueda parecer, o que de hecho sea, tal fascismo no es una alternativa histórica, y desde el punto de vista político no pasa de ser mera parafernalia lúgubre que adorna el orden burgués que le ha hecho un acogedor espacio vacío de ‘historia propia’ en el seno neoliberal de la globalización. A diferencia del Führer, o el Duce, y de las gruesas multitudes que los siguieron con entusiasmo d’annunziano, el fascismo de hoy no ha venido a cambiar el orden; tan sólo a sumarse a él, a ponerse a su servicio como reconstituyente ideológico que corre por las venas de la institucionalidad burguesa. Acaso tan violento y criminal como el de antaño, este neofascismo es, no obstante, políticamente manso y domesticado. Su retórica, una vez ‘epopéyica’, por criminal y violenta que pueda llegar a ser se torna hoy lamentable, mendicante subsidiaria del crimen y la violencia de la democracia burguesa, su enemigo de ayer.”[2]

Pero para ahondar más sobre esta ilustración del fascismo actual nos remitiremos a Umberto Eco y su definición de “Ur-fascismo o fascismo eterno” mencionada por el profesor León. “El término fascista se adapta a todo porque es posible eliminar de un régimen fascista uno o más aspectos y siempre podremos reconocerlo como fascista. A pesar de esta confusión, considero que es posible indicar una lista de características típicas de lo que me gustaría denominar Ur-fascismo o fascismo eterno. Tales características no pueden quedar encuadradas en un sistema. Muchas se contradicen mutuamente y son típicas de otras formas de despotismo o fanatismo, pero basta con que una de ellas este presente para hacer coagular una neurona fascista. Se refiere a las siguientes características: culto de la tradición, rechazo del modernismo, culto de la acción por la acción, rechazo del pensamiento crítico, miedo a la diferencia, llamamiento a la clase media frustrada, nacionalismo y xenofobia, envidia y miedo al ‘enemigo’, principio de guerra permanente, elitismo, machismo, populismo, neolengua.”[3]

En estos 15 años, la derecha venezolana ha hecho alarde de más de una de las calificaciones que expone Umberto Eco en su concepto de Ur- fascismo y desde su odio visceral hacia la revolución. La violencia ejercida contra la misma da cuenta de su inconfundible concepción ideológica, pero como bien lo ha demostrado, sin un proyecto propio, sino apegada carnalmente a los planes y estrategias del imperialismo.

Es por ello que EE.UU. no pierde una oportunidad para amenazar al gobierno bolivariano. La potencia imperial ha apoyado los esfuerzos regionales para llegar a un acuerdo, pero un alto funcionario del Departamento de Estado declaró ante la prensa que el impasse se debe resolver en los próximos días, o a lo sumo semanas, o de lo contrario continuarán las protestas violentas que remecen a Venezuela desde hace meses.

Esta conjunción entre la derecha fascista, la burguesía y el imperialismo tiene como paradigma la teoría profética de Francis Fukuyama con su interpretación de “El Fin de la Historia y el Último Hombre”, que así como la del “Destino Manifiesto”, trasversaliza toda la política imperial.

León sostiene que “Tal es el paradigma de la llamada globalización. Es decir, la entronización de la derecha como clase política dirigente y del capitalismo como orden económico mundial. La ‘democracia burguesa’ se convierte así en la única democracia posible y, sobre todo, el único régimen que están dispuestos a tolerar los grandes centros hegemónicos del capitalismo mundial. La derecha neoliberal que la representa ha trazado las coordenadas políticas e institucionales dentro de las que ha de moverse la civilización toda. La globalización no es más que la ideología de la no ideología.”

“La globalización es una mirada ideológica a aquello que se pretende plantear a la humanidad como una realidad al margen de toda ideología, cuando, en realidad, la globalización es una de las trampas ideológicas más sofisticadas que ha ideado el neoliberalismo para hacer prevalecer como justo e inevitable, inalterable y objetivo, el orden socioeconómico mundial que está llamado a salvar y defender.”[4]

En este sentido, la destrucción del los Estados Nacionales es un imponderable para la imposición de la globalización y el gobierno mundial a manos de las multinacionales y las potencias militar y económicamente dominantes, pero también lo es la destrucción de aquellas formas de democracia populares y participativas, pues en relación con la democracia burguesa, que solo pretende que el ciudadano sea un acompañante sumiso a sus políticas de expropiación, la democracia participativa tiene al pueblo como soberano y este es un elemento consiente de la construcción de su futuro.

En América Latina el desarrollo de una democracia de nuevo tipo en distintos pueblos de la región, como en la práctica de las distintas experiencias de alianzas como Alba, Unasur, Petrocaribe y Celac, marcan también un desafío para los planes imperiales ya que la complementariedad y multipolaridad entre los distintos países atenta contra la globalización.

La revolución bolivariana representa la soberanía popular sobre los recursos naturales, la apropiación, para la lucha contra la pobreza y la desigualdad, de la renta internacional del petróleo, el rencuentro popular con sus raíces milenarias, la humanización de las relaciones burocráticas y comerciales entre los países del mundo y una nueva alternativa para construir el socialismo.

Tan solo por estos motivos generales que mencionamos, y que desde hace 15 años viene profundizándose y dinamizándose, el imperialismo y sus aliados no han descansado un minuto para lograr el desplome de este fenómeno generado desde el “chavismo” y es por eso que luego de la caída en Combate de nuestro Comandante Hugo Chávez (nadie me podrá decir que no lucho hasta su último aliento por la vida y la revolución), los enemigos de la humanidad, apuestan al desgaste y al fracaso del gobierno del presidente Nicolás Maduro y apuntan contra el sistema revolucionario.

La ideología dominante en el sistema capitalista es la ideología del opresor y para que esta triunfe y permanezca en el tiempo debe alienar al individuo de su historia y destruir su cultura. Es la negación de sí mismo, para convertirse en lo que el colonizador necesite de él, así el individuo pasa a ser una mercancía, un consumidor, un ente, un número.

La injerencia del imperialismo, cada día más audaz y descarada, la irrupción del fascismo desestabilizador y criminal que persiste en sus ataques al pueblo, la actitud extorsiva de la derecha venezolana empeñada en la excarcelación del agente de la CIA Iván Simonovich y la miserable actitud de los grupos económicos tanto nacionales como extranjeros, que por un lado se sientan a dialogar con el poder ejecutivo, tratando de conquistar mayores porciones de la renta petrolera y por el otro apuestan a que la inflación y el desabastecimiento minen hacia fin de año al gobierno del presidente Nicolás Maduro, nos ponen ante una encrucijada sobre el qué hacer ante la prolongación en el tiempo de esta estrategia contrarrevolucionaria

La hoja de ruta del imperialismo está trazada. La insurrección fascista en pleno desarrollo y la clase política burguesa especulando sobre la forma de sacar el mejor partido de la situación para retrotraernos a la “democracia hipócrita”. El poder ejecutivo ha denunciado la inminencia de un golpe de estado y ahora se denuncian nuevamente planes de magnicidio. La situación de la vecina Colombia, de acurdo a cómo sea el resultado electoral, puede adelantar los planes en contra de Venezuela.

Estamos entrando en una etapa crucial para el destino de la revolución en este país y en la región. Es hora de profundizar la revolución y avanzar en el combate con nuestros enemigos. Es la hora del pueblo, “vacilar es perdernos”.

[email protected]

@oscarrotundo

[1] Historiador venezolano, escritor, investigador y profesor de la Universidad Central de Venezuela, Universidad Pedagógica Experimental Libertador y Universidad Nacional Abierta, autor de varios libros y ensayos y actualmente Coordinador General de operaciones del Centro Nacional de Historia.

[2] Obra citada, página 22.

[3] Obra citada página 23.

[4] Obra citada, página 38.
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