La política antidrogas debe ser decisión soberana
Escrito por Delegación de
Paz de las FARC-EP
Marcela González es una curtida
Guerrillera Fariana. En su largo trasegar ha tenido la oportunidad de
transitar por recónditos lugares de nuestro país en los que
los campesinos se han visto obligados por el hambre a sembrar coca,
amapola o marihuana. Está convencida de que va a ser muy
difícil encontrar una solución razonable a este problema
mientras “Se criminaliza a la economía campesina y a los
campesinos y se deja a millones de familias sin ingresos y trabajo;
nos dice Marcela con absoluta convicción.
1- ¿Cuáles son las razones fundamentales
para que los campesinos colombianos hayan multiplicado los llamados
cultivos ilícitos?
El campesinado colombiano no tiene a su favor políticas
estatales para la superación del hambre, la pobreza y la miseria.
Por el contrario, hasta las semillas tradicionales, esenciales en la
cultura, y en sistemas productivos y alimentarios de las comunidades
agrarias, para no hablar de la soberanía alimentaria, vienen
siendo despojadas y privatizadas.
Obligan a los productores agropecuarios a sustituir las semillas
nativas por transgénicas propiedad de multinacionales como la
Monsanto; le prohíben tanto la producción y
comercialización de gallinas criollas y de panela artesanal, como
la cría, reproducción y degüello de ganado en las
cabeceras municipales y de corregimientos.
Se criminaliza la economía campesina y a los campesinos y se
deja a millones de familias sin ingresos y trabajo. El Estado necesita
implementar los diversos Tratados de Libre Comercio, unos más
lesivos que otros para asegurar que las multinacionales de los
agrocombustibles y la agroindustria impongan los monocultivos, todo esto
en beneficio de las grandes cadenas comerciales, del mercado externo y de
los países del capitalismo central.
En un país donde se ha despojado y desplazado a mas de cinco
millones de compatriotas de sus tierras de forma violenta, se suma esta
otra forma de violencia económica, quedando el campesino quebrado
y a merced del rebusque y a la voluntad de las mafias de todo tipo.
2- ¿Qué proponen las FARC-EP para solucionar este
fenómeno?
Nuestra propuesta de solución estructural está basada en
una reforma rural agraria integral con sostenibilidad económica y
socio-ambiental para el buen vivir. Y en cuanto a la política
antidroga, esta debe ser el resultado del consenso activo y decisorio del
conjunto de las fuerzas políticas y sociales del país. Los
países involucrados en el problema de las drogas, en especial
Estados Unidos y Europa, deben asumir la responsabilidad y el compromiso
de combatir la demanda, consumo y el blanqueo de dinero en sus
respectivos países.
Las criminales aspersiones aéreas deben suspenderse de
inmediato, con reparación integral (individual y colectiva) a las
víctimas, tomando como base lo pactado entre el Estado
colombiano y la República del Ecuador por los daños
causados con las aspersiones a ese territorio y pueblo hermano.
Igualmente sustituir los Planes de Consolidación por Planes
Territoriales de construcción de paz; revisando y redefiniendo a
fondo la actual política criminal del Estado. Desmonte de las
estructuras narco-paramilitares entronizadas en el Estado,
depuración de los poderes, incluidas las fuerzas militares y de
policía.
La política anti-drogas requiere asumir acuerdos regionales
porque ha sido entre otras cosas con los argumentos de la “guerra
contra las drogas” que se ha enfilado contra los procesos de cambio
político en Nuestra América. Se hace necesaria la
Realización de una Conferencia internacional que involucre a los
principales países productores, consumidores y traficantes, en la
que salgan compromisos concretos de los involucrados.
3- ¿En qué se diferencian esta propuesta de la
política antidroga, desarrollada por los distintos gobiernos
colombianos, en los últimos 40 años?
La política antidrogas debe ser decisión soberana y
democrática del pueblo colombiano, rechazando la
intervención militar imperialista es estos asuntos,
sustrayéndola de la política contra insurgente de la
doctrina de la “seguridad nacional”.
La solución del problema debe partir de perseguir a los
capitales involucrados en el proceso económico del
narcotráfico, al conjunto de sus principales beneficiarios
nacionales y extranjeros, proveedores transnacionales de insumo
químicos, empresas productoras de material bélico
etc.; y no a los pequeños productores y consumidores. El
Tratamiento para la solución a la producción debe basarse en
la solución a las causas que obligaron a los campesinos a
sembrar.
En 1978 en el mandato de Julio Cesar Turbay Ayala, EE. UU. venia
insistiendo en el incremento de las aspersiones aéreas ya que la
erradicación manual no era suficiente para combatir la
producción de marihuana en el departamento de la Guajira, el
pretexto era frenar el tráfico ilegal hacia ese país, el
cual en más del 60% provenía de Colombia. Según
estadísticas la producción era de 25.000 a 30.000
hectáreas cultivadas. A pesar de ser súbdito fiel y aliado
fuerte de la Casa Blanca, Turbay no implementó la iniciativa,
optando por la militarización de la costa Atlántica y la
aprobación de la extradición en 1981.
Quien sí implemento las aspersiones fue Belisario
Betancour (1982-1986).
La ayuda; Estadounidense asciende a un poco
más de 600 millones de dólares en el 2001. Con el atentando
a la Torres Gemelas en Nueva York, aumenta la guerra contra insurgente
con la supuesta lucha contra el ;terrorismo;. El;Plan
Colombia; hace elevar la cifra de;ayuda; hasta
treparse a los 3000 millones de dólares hacia el 2004. Con los
gobiernos de Álvaro Uribe Vélez y de Juan Manuel Santos el
imperio norteamericano logra mayor afianzamiento e involucramiento en
nuestros asuntos internos, con el sofisma de la lucha contra el
;narcoterrorismo;. Se criminaliza a los sectores populares y
sus luchas, recae sobre los pequeños cultivadores la violencia
contra el narcotráfico de igual forma se acusa a la insurgencia de
ser la responsable del narcotráfico, arreciando la ofensiva. La
realidad es que todas estas estrategias han fracasado, es hora de aplicar
formulas realistas que se enfoquen a resolver las causas
estructurales.