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Otro general ha caído…

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>>Un general ha caído,
>>dijo la televisión,
>>cuando le dieron el puesto
>>pensaron que era el mejor,
>>por culpa del contrabando
>>ahora esta en la prisión.
>>El general, Los tigres del norte

>>Hace algunos meses, en unas reuniones de
trabajo, un compañero me decía que el escenario político que él vislumbraba,
era un choque violento entre el PRI y el PAN para conservar la presidencia. En
ese momento pensé que no era lógica la idea, pues representen intereses
económicos similares, aunque son fuerzas políticas diferentes, que compiten
para conservar precisamente los espacios políticos del país. Sin embargo, la
detención de altos mandos del ejército a pocos meses de las elecciones es
francamente sospechosista. Si la averiguación previa, por lo menos del general Tomás Ángeles,
data de 2010, ¿por qué hasta ahora lo detienen? Presento y comento varios escenarios posibles.

>>1) La detención del general Ángeles, y
la muestra de un video de un evento organizado por la Fundación Colosio, donde
se le aprecia cerca de Enrique Peña Nieto, es un golpe del gobierno federal, a
través de la Secretaría de la Defensa Nacional y la PGR, para la candidatura
del aspirante presidencial priista, cosa que acercaría un poco a Josefina
Vázquez Mota a la presidencia. Tropiezo tras tropiezo, su relación con un
general ligado al crimen organizado lo hundiría aún más.
>>El presidente de la República es el
general en jefe de las fuerzas armadas. El ejército, ha sido una institución
que desde su institucionalización, en la posrevolución, no volvió a oponerse a
las decisiones del presidente en turno. No lo ha hecho en esta guerra del
presidente Calderón, aún cuando la estrategia no ha mostrado resultados
positivos.

>>2) Lo mismo anterior, pero con la
diferencia que al final los generales pueden ser exonerados, las instancias
acusadoras reprendidas por las organizaciones de derechos humanos, y el
candidato priista librado y convertido en víctima de la injusticia y el abuso
del gobierno federal (panista).

>>Este escenario es el que me parece
menos posible, pero lo inserto porque ha salido en las pláticas que sobre el
asunto he tenido.

>>Una de las instituciones más
antiguas del México moderno, es precisamente el ejército. Y setenta años de
priismo seguro que dejaron fuertes empatías entre muchos de sus generales y la
clase política tricolor.

>>3) La división del ejército en dos
partes, una que apoye la estructura priista, y otra la estructura panista, lo
que definitivamente derivaría en un golpe de estado y en una guerra civil, que
no iniciaría, por cierto, por el enorme descontento social de la población.
>>La estructura del ejército es
amplia. Aún cuando debe lealtad al presidente de la República, no todos los
generales estarán de acuerdo con el presidente. El último golpe militar en el
país lo dio Victoriano Huerta (apoyado por parte de la clase política y
diplomática) por no estar de acuerdo con las decisiones del presidente Madero. La
situación no está exenta de repetirse.
>>
>>4) La detención de los generales es sólo
una estrategia publicitaria y electorera, que busca visibilizar al gobierno de
Felipe Calderón como el gobierno que no tolerará nada, caiga quién caiga, y que
busca la promoción de la candidata panista, quien tampoco tolerará nada, y
también caiga quien caiga.
>>Esto sucede cada seis años. El aparato
de gobierno se mueve para apoyar al candidato de su partido. Esto también es la
lógica de la democracia mexicana. La alternancia no es algo que de bueno resultados
por sí mismo. La conformación de gobiernos
plurales, dónde se discutan diferentes posiciones, pero desde adentro, es la
mejor práctica gubernamental de la democracia… que en México no existe. (Porque
no podemos llamar democracia a la simple acción de votar).
>>
>>Son escenarios imaginados a través de mi
lectura de las cosas. ¿Qué podemos hacer los mexicanos comunes y corrientes
para que a nuestro país no se lo lleve la chingada? “Nada”, dicen algunos, los
más. “Lo que hagas, no servirá”, dicen otros, los desencantados de que la
actividad político-social se quede estancada en los laberintos del poder.
“Ciudadanicemos”, decimos otros, es decir, trabajemos para la construcción de
una ciudadanía (añadirle el adjetivo pensante sería una tautología). ¿Cómo?
Pues hay de muchas formas. Los mexicanos somos bien imaginativos. Sólo que nos
desviamos e imaginamos cosas que poco pueden contribuir al numerito. Esa forma
de ser relajienta (La fenomenología del relajo, Jorge Portilla), se echar
chiste, de burlarse de la desgracia ajena, es excelente señal de que si
ocupamos todo ese potencial en hacernos y hacer verdaderos ciudadanos, la rueda
va a girar. Yo también soy escéptico. Pero no porque piense que lo que hago sea
inútil, o se esté arando al aire, no. Soy escéptico porque pienso que la gran
mayoría de los mexicanos, incluso esos que se dicen conscientes, incluso los
que sin decirlo se saben intelectuales (personas que ejercitan el intelecto, el
pensamiento), no tienen la menor intención de hacer algo para que el país
cambie. La sociedad mexicana carece de lo que la argentina, la egipcia, la
libia, la rusa, la griega, la francesa, la chilena. Y la causa no es
geográfico-cultural (porque la mundialización no homogeiniza culturas, pero si
internacionaliza prácticas). Esas sociedades, a pesar de sus profundas
diferencias culturales, comparten también varias cosas. México no. Empezando
por su ciudadanía, formada por su particularidad histórica: 70 años de priismo
(con todas las complejas implicaciones que se desprenden de tan sencilla
frase).
>>La cosa, pienso, se viene fea. Espero
equivocarme. Espero que si hay guerra civil, no sea por los intereses de las
cúpulas políticas. De hecho, espero que nunca haya una guerra civil.
>>
>>
>>Héctor García Montiel

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