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JOSÉ MARTÍ, ALMA DE AMÉRICA

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A los 116 años de su “inmolación” por la Patria

Por Pbro. Pablo Urquiaga*

Caracas, Mayo del 2011

José Martí, Apóstol de Cuba y también de América entera; y más que Apóstol y creador de nuestra Independencia, es el ALMA DE CUBA. Decir Martí y decir Cuba es lo mismo.

Ahondó tanto en lo que venía que los que hoy vivimos con su propia lengua hablamos. Martí es el evangelio viviente de la Patria. Su imagen es un modelo; tanto así que cualquier evaluación en la historia de nuestra República debería comenzar si se ha mantenido fiel o no a sus enseñanzas. Lo “Martiano” es lo justo, lo desinteresado, lo útil; lo oblicuo, lo desmesurado, lo fútil es su negación. Él no es un “culto” volcado al pasado sino una “exigencia” en el aquí y el ahora para aquel que gobierna al País. Su pensamiento Revolucionario y su valoración “ético-social” concretan y elevan los requerimientos de su época de todo un “proceso” del pensar y de las virtudes del cubano que tuvo su primera y más auténtica elaboración en torno al pensamiento del Padre Félix Valera. Por tanto, él no es una desarraigada y fuga aparición en el País sino que Martí fue un genial intérprete del ALMA NACIONAL. Si él hubiera emprendido solo una obra personal y no hubiera sido la voz de sus contemporáneos, no hubiera trascendido y no hubiera sido el APÓSTOL. Martí no actúa como si todo comenzara con él y con los que con él trabajan; funda el “partido del Pueblo” y crea nuevas “raíces” (los Pinos Nuevos); él no venía a “inventar” una Patria nueva excluyente; la Patria pide permanencia en el tiempo y no puede olvidar su historia pues quien vaya en contra de esa continuidad, la traiciona y edifica en el aire. Perdura solo lo que el PUEBLO quiere. No se puede ser auténticamente CUBANO sino se es auténticamente MARTIANO.

SU CREDO REVOLUCIONARIO:

En su “credo revolucionario” se resalta su “energía revolucionaria” que es el AMOR y el equilibrio que existe entre el “heroísmo” y la “moderación”, dentro de la dinámica profunda de la capacidad de “sacrificio”. Martí consideró a la moderación una virtud vinculada con la “armonía serena de la Naturaleza”; es por eso que decimos que él tuvo una “espiritualidad ecológica”, cuyo paradigma poético lo encontró en Heredia: “Volcánico en sus entrañas y sereno como sus alturas”. Ese “genio” de la moderación, desde luego, como su prédica fundamental de la “guerra sin odios”, nada tiene que ver con tibieza, flojera ni conciliación culpable; su concepto de AMOR no es únicamente afectivo sino transformador y tiene profundas connotaciones políticas. Su posición es radical cuando dice: “Los odiadotes debieran ser declarados traidores a la República”. El odio no construye. Y en su obra “Nuestra América” proclama: “¿Qué se derriben los Templos? Aquellos donde se predique el odio o la intolerancia, vénganse debajo de buena hora: pero ¿Templos? Ahora se necesitan mas que nunca, templos de AMOR y HUMANIDAD que desaten todo lo que hay en el hombre de generoso y sujeten todo lo que hay en él de crudo y vil”.

Ese “AMOR” toma partido “por los pobres de la tierra”. Con los “oprimidos” había que hacer causa común para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de los opresores. Sus palabras se llenan de “fuego de amor” cuando dice:

“¡Bajarse hasta los infelices y alzarlos en los brazos! Con el fuego del corazón deshelar la América coagulada. ¡Echar, bullendo y rebotando por las venas la sangre natural del País!”. De ahí surge su “verso claro”: “Con los pobres de la tierra, quiero yo mi suerte echar…” Estos serán los “hombres nuevos” de la integración latinoamericana. Ellos como los árboles, han de ponerse en fila para que no pase el “gigante de las siete leguas”. La América trabajadora, del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor, regó el gran Senú (Gran Espíritu) por las naciones románticas del continente y por las Islas dolorosas del mar, la semilla de la América Nueva. Es por eso que Martí, comenta el historiador Cintio Vitier, hubiera hecho suyas las palabras de Mariátegui: “No deseamos un socialismo en América de “copia y calco”; debe ser una creación heroica. Debemos darle vida con nuestra propia realidad al socialismo Indo americano”.

SU ESPIRITUALIDAD LIBERADORA:

Para Martí, vida superior es vida del espíritu y la existencia de esa “vida superior” se verifica a través de la razón práctica experimental. Para Martí, como para Kant, el espíritu es lo primero. El no era ni “materialista” ni “espiritualista”; era un HUMANISTA INTEGRAL, a carta cabal. A raíz de la muerte de Karl Marx, Martí escribió en New York: “Karl Marx ha muerto y como se puso del lado de los débiles, merece honor” (Obras Completas, Vol. II, Pág. 469). Aquí vemos como Martí admiraba la posición social de aquel hombre pero no necesariamente su “filosofía”. Le llamó “reformador ardiente, organizador incansable y pujante”. Le llamó la atención su “internacionalismo” aunque puso en tela de juicio la tesis de violencia de su manifiesto. Así lo manifestó: “No hace bien el que señala el daño y arde en ansias generosas de ponerle remedio; sino, el que enseña remedio blando al daño”. “Espanta la idea de echar a los hombres sobre los hombres”. Martí lo alaba y lo censura. Supo reconocer el valor de Marx de asentar al mundo sobre bases nuevas; despertó a los dormidos y les enseñó el modo de echar por tierra a los puntales rotos, pero anduvo de prisa y un tanto en la sombra sin ver que nacen viables; ni del seno de la historia ni del de una mujer; los hijos que no han tenido gestación natural y laboriosa. El hecho de elogiar a Marx, no significa una “adscripción” a su doctrina y postulados. Se puede incluso elogiar a un adversario aunque Marx no lo fue para Martí pero no podemos decir que Martí fue Marxista.

SOBRE LA REVOLUCIÓN:

“Cerremos el paso a la República que no venga por medios dignos”. “No quiero libertad unida a la deshonra y a la corrupción”. No puedo apelar a la infamia asesinando a un enemigo”. De la “anarquía” solo surge la escoria política que hace desaparecer a los que debieran figurar. Puedo aspirar al goce de la libertad porque no pesa sobre mi conciencia la esclavitud de las pasiones y ambiciones. Una Revolución que no respete el carácter íntegro de sus hijos; no vale ni una sola lágrima de nuestras madres ni una sola gota de sangre de nuestros mártires. Una Revolución que trasmita la mayor suma de felicidad posible a todos y a todas.

“La Revolución verdadera es aquella que corona su tarea con la benevolencia, la delicadeza y la misericordia”. El triunfo no debe envilecernos. Honrar, honra.

PRINCIPIOS ÉTICOS MARTIANOS:

1) EL CULTO A LA DIGNIDAD PLENA DEL SER HUMANO:

—Exige máximo respeto a todos sus derechos…

—Derecho a ser “protagonista” de su propia historia; a organizarse y participar libremente en todos los campos.

—El poder debe residir en el PUEBLO ORGANIZADO y no en partidos, ni en líderes o grupos elitescos.

—Respeto al adversario.

—Rechazo a toda dictadura, tiranía, desigualdades, racimos y privilegios que lo discriminen o marginen.

2) LA PLENA LIBERTAD:

“La LIBERTAD es el derecho que tiene todo hombre de ser honrado y a pensar y decir lo que piensa sin hipocresías”. Derecho a la Independencia y a la soberanía. Libertad para servir y no para oprimir a los demás.

“Dar la vida es una virtud cuando se da libre y desinteresadamente”

3) LA JUSTICIA EQUITATIVA:

“Exige organización social sin privilegios”.

“Igualdad en los derechos pero no en los deberes”

“Distribución según las necesidades”

“Es JUSTO que los que tienen sirvan a los que no tienen”

“No es rico el pueblo donde hay algunos ricos sino donde cada cual tiene un poco de esa riqueza y aprenda a compartirla con los demás”.

“La prosperidad que no está subordinada a la virtud; avillana y degrada a los pueblos; los endurece y corrompe. El decoro viene de la generosidad”.

4) LA FORMULA DEL AMOR TRIUNFANTE:

“Con todos y para el bien de todos”

“Los hombres se dividen en dos bandos: Los que aman y fundan; los que odian y envilecen. Solo el AMOR funda y salva”.

“Combatir sin aborrecer ni odiar”

“Perdonar y no humillar al vencido nos engrandece y honra.

5) SER CULTOS PARA SER LIBRES:

“La cultura no es un saber intelectual sino un menester de conciencia; cultivo integral del hombre, desarrollo de sus capacidades y aspiraciones espirituales; de sus virtudes que lo definen y le otorgan dignidad”. Sin AMOR no hay una cultura virtuosa.

“Cuando se piensa claro, se habla claro”.

“La educación debe orientarse a la independencia, a poder trabajar con las manos y a pensar por sí mismo; capacitándolo para satisfacer todas sus necesidades”.

“Educar es preparar al ser humano para la vida y su trascendencia”.

“Limitarlo a lograr solo fines terrenales (temporales) es corromper a los pueblos”.

“Aquel que se da, crece; el que se repliega se convierte en “insecto”.

“La educación comienza en la cuna y termina en la tumba”.

6) INDEPENDENCIA Y SOBERANÍA:

“El poder debe estar en manos del pueblo y no de militares, caudillos ni de “partido políticos”. El único “partido” será el PUEBLO SOBERANO.

“Los militares estarán siempre al servicio de la voluntad popular.

“El pueblo que compra, manda; el que vende, sirve. El que quiera morir, venda a un solo pueblo; el que quiere salvarse, venda a mas de uno”. Comete suicidio el pueblo que confía en un solo producto. Equilibrar el comercio es asegurar la Libertad.

7) NUESTRA PATRIA ES AMÉRICA:

“Va mas allá del pedazo de tierra que pisamos”

“No se llame extranjero al que ama la Libertad y busca con nosotros una patria Justa; al que sufre y padece en los esfuerzos por reconstruirla. Esos son tan patriotas como nosotros”.

“Déme Venezuela en que servirle; en mí ella tiene un hijo”

“Que América sea ella misma; enriquecida por todo lo foráneo que le llegue en positivo pero sin dejar de ser ella misma.

“Nuestro vino es de plátano; es agrio pero es nuestro vino”

“No existe verdadero amor patrio en la injusticia y la corrupción”

VERSOS SENCILLOS: PENSAMIENTOS PROFUNDOS:

“Cultivo la rosa blanca para el amigo sincero y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo”…

“Sin Patria pero sin amo”… “moriré de cara al sol”.

“Yo tengo mas que el leopardo porque tengo un buen amigo”

“Yo he visto el águila herida, volar el azul serena y Morir en su guarida la víbora con su veneno”.

“Oculto en mi pecho bravo, la pena que me lo hiere, el hijo de un pueblo esclavo vive por él, calla y muere”.

“Trincheras de ideas valen mas que trincheras de piedras”.

*El Padre Pablo es cubano-venezolano, sacerdote de la Parroquia de Caricuao, oeste de Caracas.

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